El cabeza de lista de Compromiso por Gran Canaria al Parlamento de Canarias, Alberto González Monteverde, presentó ayer su programa de gobierno en las redes sociales Facebook y Twitter. Al menos eso contaban en el blog del partido político y en algunas notas de prensa. El que lea esta información, la haya visto en la televisión, o escuchado en la radio pensará que ha sido seguida por los canarios que se encuentran en estas redes sociales. Lo cierto es que apenas ha tenido repercusión.

En la red social Twitter no hubo ningún tipo de participación tanto en la cuenta del candidato, como en la del partido. Indicaban que no habían podido entrar. En Facebook el "chat" se anunciaba en el perfil personal del candidato, por lo que si anteriormente no se había agregado como amigo, no se podían realizar preguntas ni tener una conversación privada con el mismo. Ni tuvo audiencia ni era chat, ni podía participar cualquiera. Tan solo lo hicieron once personas, más el propio candidato, a pesar de ser "un proyecto joven conformado por una candidatura con una media de 31 años".

Arma de doble filo

Cuando la política participa en las redes sociales se enfrenta a un arma de doble filo. Por un lado, el personaje se expone a que las personas que le siguen vean las críticas que realizan directamente en la página de la persona, o detecten que se censuran los comentarios negativos. Más de un político en Canarias ha borrado en internet comentarios que no consideraba adecuados en sus redes sociales. Al hacerlo han generado una sensación más negativa que si lo hubieran mantenido o respondido de forma educada.

Por otro lado, si el mensaje no interesa, se verá cómo apenas hay diálogo, conversación o seguidores que digan "Me gusta". Aunque los medios de comunicación tradicionales recojan que se realizan estas acciones en las redes sociales no significa que sean de éxito.

POLÍTICA 2.0

"Están dando palos de ciego"

Gaby Castellanos, CEO de Sr. Burns y experta en comunicación en redes sociales, indica en declaraciones a EL DÍA que "hacer un chat está genial, pero si nadie te habla, no sirve para nada. Si nadie te contesta, es porque o bien no has hecho una estrategia correcta para que se relacionan contigo, o bien simplemente porque no interesa". Recalcó que "un político no puede tener una página personal y pensar que las personas la usen para relacionarse con él. Debería tener una página abierta."

La política y las redes sociales, de momento, no se llevan bien. Castellanos destaca que los políticos "tienen desconocimiento absoluto y necesitan expertos que les ayuden. Creen que con tener una página en Facebook está todo hecho. Están dando palos de ciego y así pierden credibilidad". Uno de los principales problemas que detecta es que, aunque las citen, le están restando valor. "Cuando alguien se rompe la mano no acude a un fontanero para recuperarse. Contratar a un becario sólo menosprecia el valor de estas redes. A pesar de hablar mucho de las redes, es un tema nulo para ellos".