Telefónica trabaja desde hace semanas en alternativas a la venta de su filial británica, O2, al grupo Hutchison, por 10.250 millones de libras (unos 13.000 millones de euros), cuyo veto anunciado hoy por la Comisión Europea (CE) la operadora española ya daba por descontado.

Minutos después del anuncio, Telefónica ha señalado en un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que mantiene sus objetivos financieros, de endeudamiento y su política de dividendos.

En las últimas semanas, la compañía ha venido reiterando que cuenta con un "plan B" si no seguía la operación, enmarcada en el plan de Telefónica para reducir la elevada deuda acumulada durante sus años de expansión internacional, que supera ya los 50.200 millones de euros.

En la conferencia con analistas del pasado viernes, tras presentar los resultados en el primer trimestre, el propio presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, reconoció que un "no" de Bruselas no podía descartarse y advirtió de que la decisión estaba contaminada por motivos políticos.

Se refería, en concreto, al referéndum sobre la salida del Reino Unido de Europa (Brexit), previsto para el 23 de junio, y a la posición de los reguladores británicos, que se han mostrado públicamente en contra de la operación.

En la conferencia, tanto Álvarez-Pallete como el director financiero de Telefónica, Ángel Vilà, destacaron a O2 como un "activo muy atractivo" y desglosaron las alternativas con que contaba la operadora, aunque sin prisas.

Entre ellas las opciones que tienen que ver con la propia filial británica, figura una venta parcial o total de O2 a compradores diferentes, su salida a bolsa; la pérdida del control en la compañía o alguna otra solución que incluya una operación corporativa.

La mejor alternativa, para los analistas de Banco Sabadell, sería la venta, dado que "existen muchos interesados", como Liberty, Sky o Talk Talk, "que darían un paso definitivo hacia la convergencia, lo que implicaría posibles mayores múltiplos" y porque, con una salida a bolsa, "los múltiplos a los que se valoraría el activo serían menores".

Añaden, en fuentes a Efe-Dow Jones, que el regulador británico no pondría muchas trabas a una operación fijo-móvil, como ya sucedió en la fusión BT (BT)-EE.

Los analistas de JB Capital Markets han destacado además que Telefónica no descarta mantener la filial británica y poner en marcha una revisión estratégica para conseguir impulsar su crecimiento.

Otras alternativas para "mejorar la flexibilidad financiera" de la multinacional son llevar a cabo desinversiones de activos no estratégicos o de participaciones minoritarias en otras empresas, como en BBVA y China Unicom.

Además, Telefónica trabaja en la salida a bolsa de su filial de de infraestructuras, Telxius, que agrupa torres de telefonía móvil y cables submarinos.

La nueva división alcanzó en 2015 unos ingresos de 680 millones de euros y un beneficio operativo antes de depreciaciones y amortizaciones (oibda) de 300 millones, según los cálculos pro forma efectuados por la operadora.

La operadora tampoco descarta la alternativa de emitir híbridos y de suspender en 2016 y 2017 el dividendo en efectivo.

Según el analista de Ahorro Corporación Luis Padrón, pagar todo el dividendo en acciones supone un "ahorro muy importante", que ha cuantificado en 3.731 millones de euros, aunque ha apostado por que Telefónica busque una "fórmula mixta".

El objetivo de Telefónica era cerrar 2016 con un ratio de deuda neta frente a ebitda por debajo de 2,35 veces con la venta de O2, pero, según Padrón, con un escenario de veto a esta operación, la operadora "tendrá que confirmar si es o no es" ese el objetivo o "si se dilata en el tiempo".

UBS, por su parte, calcula que si Telefónica no cierra la venta de O2, su ratio deuda neta/ebitda de 2016 aumentaría a 3,3 veces desde 2,9 veces, ya que esta transacción es "clave" para el desapalancamiento del grupo.