El modelo económico ha generado durante años un importante incremento en el bienestar de España. Así lo demuestran resultados como el aumento de la renta per cápita, la creación de empleo en el último periodo expansivo, en el que la tasa de paro se situó en mínimos históricos, la modernización de las infraestructuras de transporte o la mejora de las cuentas públicas.

No obstante, la crisis económica global actual ha puesto de manifiesto las limitaciones de dicho modelo y la necesidad de cambiar el mismo, constituyendo una oportunidad para iniciar la transformación que requiere la economía española a favor de una economía basada en el desarrollo sostenible y aumento del empleo, equilibrando una nueva realidad.

En este sentido, la economía española ha ido acumulando durante años de expansión una serie de desequilibrios importantes, sobre los que será necesario actuar para corregirlos durante los próximos años, siendo los más destacados la pérdida de competitividad, derivada del diferencial de inflación y acentuada por la baja productividad; el sobredimensionamiento del sector de la construcción; el desequilibrio en la posición financiera internacional, y fundamento de la economía en los llamados "empleos negros".

Así lo señala la CEOE-Tenerife en un informe en el que recalca que los principales sectores relacionados con un alto potencial de crecimiento, generadores de empleo de calidad y de nuevos productos y servicios para la sociedad serán los vinculados a las energías renovables, las eco-industrias, las tecnologías de la información y la comunicación, la biotecnología, la industria aeroespacial, las industrias culturales y los servicios sociales, entre otros.