El comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, aseguró ayer que España está "en tiempo de descuento" y tiene que tomar decisiones cuanto antes para superar sus problemas económicos, porque los mercados están "más miopes que de costumbre y no ven los detalles, sino masas borrosas de problemas". Aún así, descartó que después de la crisis financiera, "que aún no se ha acabado del todo", vaya a venir otra crisis más grave relacionada con la deuda soberana de los países.

Desde los foros financieros, el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, defendió que la economía española tiene visos de mejorar, aunque insistió al Gobierno que adopte con "carácter urgente" medidas para atajar el déficit público y reformar el mercado laboral, que llevaron a Standard & Poor''s (S&P) a rebajar el "rating" de España. Sin embargo, el consejero ejecutivo del Santander, Francisco Luzón, arguyó que "no hay ninguna duda sobre la solvencia de España ni sobre su capacidad de pago".

"El nerviosismo de los mercados ahora se concentra en los problemas de la deuda", puntualizó Almunia, que ve necesario trasmitir calma. En este sentido, lamentó que en España, con una tasa de paro del 20%, los interlocutores sociales "se tiren los trastos a la cabeza" en lugar de colaborar en la solución del problema.

Con respecto a un posible acuerdo para salvar a Grecia, dijo que las negociaciones están a punto de concluir, pero que aún no se ha decidido si dicho acuerdo será respaldado en una reunión del Eurogrupo o de jefes de Estado o de Gobierno.

Asimismo, argumentó que en la objeción de Alemania a ayudar a Grecia ha influido el factor electoral, pero también el argumento de que dentro de una unión monetaria todos tienen que estar a la altura de sus responsabilidades.

Almunia, que junto al comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier, y el ministro de Fomento español, José Blanco, participó en la apertura de la Conferencia de Alto Nivel sobre servicios postales europeos celebrada en Valencia, enfatizó que "los mercados están haciendo una evaluación exagerada de cuáles son los riegos, en particular de la deuda pública y esa agitación es mala para todos".

Por su parte, el ministro de Fomento, José Blanco, aseguró en relación a la rebaja de "rating" de Standard & Poor''s (S&P) a la deuda española, que España "está en condiciones de superar esta dificultad y el desafío que tiene como país". Mientras, la titular de Economía, Elena Salgado, interpretó que, pese a la rebaja en sus estimaciones, S&P ha dado a la deuda de España una calificación "excelente" y pidió al PP una "buena" actitud en este momento "complicado" y de inestabilidad en los mercados. A su vez, el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías, opinó que la nota española está "más ligada" a lo ocurrido en Grecia que a lo que está sucediendo en España, que es un país "solvente" en el que la deuda no corre "ningún peligro".

Por contra, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se refirió a estos datos como "una pésima noticia" que supondrá "un mayor desprestigio" para España en el ámbito internacional.

Además, el portavoz económico de los populares, Cristóbal Montoro, advirtió al Gobierno de que "descalificando" a los mercados internacionales "no se sale de la crisis", y recordó que España les debe "mucho dinero" y éstos están en su "legítimo derecho" de exigir el pago de los créditos.

Lección de Portugal

Entre tanto, el portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, afirmó que siente "envidia" del pacto suscrito el miércoles por el primer ministro, José Sócrates, y el líder del Partido Social Demócrata (PSD), Pedro Passos Coelho, para "dejar de lado los intereses de partido y dar prioridad a los del país".

Al respecto, consideró que el país vecino ha dado "una lección" a España de la que deberían tomar nota tanto el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy. Durán i Lleida advirtió también de que los mercados ya buscan a España "las cosquillas tanto como pueden", después de la rebaja de la calificación de la deuda por parte de S&P.

A pesar de todo, aunque ayer se temía una reacción negativa de los mercados vistos los antecedentes de Grecia y Portugal, también "amonestados" por S&P, la mala calificación de España no pasó factura a la bolsa, que cerró con una subida del 2,69% -la segunda mayor del año-, ni al coste de la deuda española, que rebajó su diferencial con el bono alemán, de referencia en Europa.