El Artés Carrasco y el novato Lorca CF invitaban a pensar de antemano que por fin el CD Tenerife iba a conseguir pilotar el partido hacia la segunda victoria a domicilio de la temporada, después de la lejana ya ante el FC Barcelona B el 28 de agosto en el Mini Estadi. Valladolid, Córdoba, Lugo y Oviedo fueron tiros fallidos para un Tenerife obligado a mejorar sus resultados, y de paso su imagen, lejos del Heliodoro.

Pero en Lorca se vio en la primera parte la peor y más sonrojante imagen de los tinerfeños de esta temporada lejos del Heliodoro. El comienzo del partido fue de una superioridad insultante del equipo de Curro Torres, que en los primeros diez minutos pudo y mereció noquear a un Tenerife sin alma ni ideas. En el minuto 2, el nigeriano Apeh tuvo la primera llegada de los lorquinos, pero su centro no encontró rematador. Un minuto más tarde fue Tropi el que disparó desde la frontal, atrapando Dani, que se iba a convertir en el salvador momentáneo de su equipo en los siguientes instantes. Apeh se plantó solo ante el meta tinerfeño pero su disparo lo desvía atinadamente Dani Hernández a córner. En el 8'', y en el golpeo de una falta directa, Eugeni casi marca pero de nuevo el portero hispano venezolano lo evitó con otra gran intervención. El agujero defensivo de los blanquiazules era descomunal, tanto como su inferioridad en todas las facetas del juego, y tanto fue el impulso murciano que en el minuto 31, en el quinto saque de esquina a su favor, Carlos Peña remataba a placer para hacer justicia y poner el uno a cero. Lejos de reaccionar, y solo con un tímido tiro de Juan Carlos, los locales seguían a lo suyo y otra vez Eugeni de falta pudo hacer el segundo. Un 2-0 que llegó en el minuto 39, en una jugada muy desafortunada por parte de los dos centrales del Tenerife. Ni Aveldaño ni Carlos Ruiz acertaron a cortar un envío largo desde el centro el campo de Pomares, abriendo un pasillo para que el joven Emmanuele Apeh los adelantara y superara a Dani para aumentar la sangría blanquiazul. Un Tenerife rudimentario y sin casta se veía muy por debajo en el marcador y sin capacidad para neutralizar al animoso conjunto de Curro Torres, que además jugó muy bien en ese tramo antes del descanso.

Pero una acción aislada del equipo de Martí provocó la caída de Malbasic ante el portero local, señalando el colegiado De La Fuente Ramos justo en el minuto 45; pena máxima que no desaprovechó Juan Carlos Real para acortar distancias y encaminar el vestuario con la sensación de que la cosa podía haber sido mucho peor. Sin embargo, ni ese atisbo de reacción servía para tapar la paupérrima primera mitad que ofreció el CD Tenerife, mostrando una imagen absolutamente deplorable, muy lejos de lo que debe ser un candidato al ascenso.

Martí, que había amagado con sumar a Alberto al partido antes del cuarto de hora de juego, sí que lo hizo en el descanso, sumando también a Suso, buscando gallardía y presencia en el medio y en ataque. Porque el Tenerife no solo necesitaba fútbol, sino un punto de agresividad y, como dijo después el míster balear, "amor propio" para revertir la delicada coyuntura. Fútbol no puso el Tenerife en la segunda mitad, pero por lo menos le metió al partido intensidad y cierto equilibrio, que unido a las dudas lorquinas, mejoraba las perspectivas del cuadro tinerfeño para no salir derrotado del feudo murciano. Con más empuje que argumentos, el Tenerife fue incrementando, no de manera continua, pero sí con un mejor ánimo, sus opciones de llegar al empate, por lo que Martí dio entrada a Brian Martín por Juan Carlos para buscar más mordiente ofensiva.

No obstante, no acababan de llegar las ocasiones para igualar el partido, y el Lorca cometió el error de no saber ejecutar al rival cuando lo tuvo a merced, tal vez con la sospecha de que este Tenerife iba a acabar claudicando. Pero fue entonces cuando emergió la figura de Alberto Jiménez. El majorero se lanzó al ataque con una extraordinaria fortaleza para acabar cediendo a Víctor Casadesús, quien desde media distancia tiró con fe y acabó por empatar el choque y dejar mudo al Artés Carrasco, que no se explicaba como los suyos habían dejado vivo al combinado de Martí.

Un punto que puede saber a bastante por el desarrollo del choque, pero que reflota la desnudez fubolística de este Tenerife.

2-2

LORCA tenerife

Lorca CF: Torgnascioli (1), Adán Gurdiel (1), Fran Cruz (2), Carlos Peña (1), Pomares (2); Cristian Bustos (1), Eugeni Valderrama (3), Tropi (1); Nando (1), Noguera (2) y Emmanuel Apeh (2). En el minuto 72, Javi Muñoz (1) sustituyó a Eugeni; en el minuto 78, Merentiel (s.c.) reemplazó a Apeh; y Carlos Martínez (s.c.) a Tropi (82'').

CD Tenerife: Dani Hernández; Raúl Cámara, Carlos Ruiz, Aveldaño, Iñaki; Vitolo, Bryan Acosta; Juan Carlos, Tyronne, Casadesús y Malbasic. En el descanso, Suso y Alberto entraron por Tyronne y Acosta, y Brian Martín sustituyó a Juan Carlos (65'').

Árbitro: Óliver de la Fuente Ramos (1), del Comité Castellano-leonés, David Villabeirán Souto y Daniel Pescador Hernández. Amonestó al local Tropi (29''), y a los blanquiazules, Brian Acosta (11''), Casadesús (24'' y Rául Cámara (52'').

Goles: 1-0, m. Córner que saca Eugeni y tras rematar Peña acaba golpeando Bryan Acosta para anotar en propia puerta; 2-0, m. 40: Balón largo de Pomares al centro de la defensa blanquiazul que aprovecha Apeh tras la indecisión de Aveldaño y Carlos Ruiz para despejar; 2-1, m. 45: Juan Carlos de penalti; 2-2, m. 82: Gran jugada de Alberto que cede a Casadesús quien marca desde la frontal del área tras desviar ligeramente un defensa del Lorca.

Incidencias: Partido de la undécima jornada de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Francisco Artés Carrasco ante 5.869 espectadores. Los jugadores del Tenerife saltaron al campo antes de iniciarse el partido con una camiseta de apoyo a Montañés, lesionado la semana pasada. El secretario técnico insular, Alfonso Serrano presenció el partido desde el palco del Artés Carrasco.