El Tenerife 08-09 llegó al Estadio de Gran Canaria con José Luis Oltra cuestionado. Había razones para la crítica: el primer ejercicio del técnico valenciano se había cerrado con un triste undécimo puesto, ¡a diecinueve puntos del ascenso a Primera División! Y en su segundo curso, la trayectoria blanquiazul no invitaba al optimismo. Cuatro goles salvadores de Ángel en las cuatro primeras jornadas le habían permitido al equipo sumar muchos puntos... pero no le dieron la titularidad al canterano.

Luego, el Tenerife perdió la oportunidad de ser líder al perder (2-3) en el Heliodoro ante el Salamanca de David Amaral, cayó en sus visitas a Córdoba (2-0) y Levante (2-1) y cedió un empate como local ante la Real Sociedad (1-1). En ningún caso fue inferior al adversario, pero acudió a Gran Canaria con sólo dos puntos de ventaja sobre Las Palmas, decimocuarto clasificado y dispuesto a sobrepasar a los blanquiazules para presentar su candidatura en una igualada Segunda División tras un irregular inicio.

El grupo dirigido por Juan Manuel Rodríguez venía de ganar (1-2) en Eibar y recuperaba al sancionado López Ramos. Y ante las ausencias de Siro Darino y Nauzet Alemán, el técnico grancanario apostaba por la solvencia de Sergio Suárez y Pablo Sánchez, vitales en la remontada previa en Ipurúa. Imbatibles en Gran Canaria, los amarillos sumaban cuatro jornadas sin perder y recordaban los trece partidos invictos encadenados el curso anterior en la segunda vuelta, ya con Rodríguez en el banquillo.

También el Tenerife recuperaba un elemento básico como Richi, mientras Ayoze García se estrenaba como titular y desplazaba a Kome al banquillo, adonde también iba Óscar Pérez. Eso sí, tras desbancar a Luis García en el once inicial, Aragoneses se mantenía en la portería. Y suya sería la primera acción de mérito, al rechazar un testarazo de Pablo Sánchez. Mientras, el Tenerife sólo asustaba a Santamaría con un cabezazo desviado de Nino y un soberbio pase atrás de Juanlu Hens que Richi no pudo empujar a la red.

Fue entonces cuando el árbitro anuló un gol a Gerardo por fuera de juego (que podía romper Héctor) y el equipo local se descentró. No ayudó su afición, que reclamaba la expulsión de Manolo Martínez en cada disputa aérea. Y tampoco un periodista que, desde la pista de atletismo, se unió a las protestas y fue expulsado por Pino Zamorano, lo que interrumpió el choque varios minutos. En cuanto se reanudó, Las Palmas volvió a perder un derbi tras un saque de portería. Igual que seis años atrás.

Aragoneses envió a la zona de Richi, quien obligó a López Ramos a pifiar su despeje de cabeza, mientras Nino se llevaba la marca de Samuel y el balón le caía a Alfaro, que se coló entre Miguel García y David García para rematar con la derecha y batir a Santamaría. No fue un disparo fuerte o colocado, pero sí sorprendente. Cedido por el Sevilla, Alfaro firmó un curso colosal: sin ser delantero, hizo veinte goles en Liga y dos en Copa del Rey. Y formó una pareja letal con Nino, pichichi de la categoría.

Los casi dos mil blanquiazules que acudieron esa tarde al recinto de Siete Palmas no han olvidado aquel gol, ni el festejo de Alfaro, corriendo hacia ellos mientras se daba golpes en el pecho, sobre el escudo del Tenerife. Y tampoco han olvidado la angustia vivida a partir de entonces. No por el peligro que generó Las Palmas, sino por el recuerdo de meses atrás, cuando saboreaban un triunfo en tierra hostil y Marcos Márquez lo impidió en el minuto 97, con el tiempo de prolongación ya cumplido.

Un disparo de Sergio Suárez que detuvo Aragoneses, un cabezazo desviado de Saúl Berjón tras una error del meta gallego en su salida y un despeje fallido de Ezequiel Luna que se fue a la escuadra de su propia portería fueron las únicas opciones amarillas. Tampoco tuvo muchas ocasiones un Tenerife liderado por un imponente Marc Bertrán y que a poco del final pudo sentenciar tras un pase de Óscar Pérez y un zurdazo de Nino que rechazó Santamaría. Y aunque la prolongación se hizo eterna, no hubo goles.

Al domingo siguiente, Las Palmas destituyó a Rodríguez. Y siete meses después, el Tenerife ascendió a Primera División.