En vísperas de recibir el premio Cervantes, el máximo galardón de las letras en castellano, se publica un libro con todo el teatro reunido de Eduardo Mendoza, un género con el que "nació puesto", dice el escritor.

"En las biografías más o menos fiables de algunos actores se dice que nacieron en un teatro. De mí no se podría decir tanto, aunque sí algo muy aproximado: No nací en un teatro pero nací con el teatro puesto", explica el escritor en el prólogo del libro, editado por Seix Barral y que estará en librerías el 27 de abril.

"Restauración", "Gloria" y "Grandes Preguntas" son los tres títulos, obras escritas en clave de comedia, con un lenguaje dramático, pero sin solemnidad, por el autor catalán, una de las voces más internacionales de la narrativa contemporánea, de mirada aguda e irónica y pluma afilada.

El autor de "Sin noticia de Gurb" relata como su padre fue actor de juventud, apasionado del teatro hasta el final de sus días, sin llegar a ser profesional, y cuenta que fue él quien le llevaba al teatro en Barcelona y a quien le oyó hablar "casi en términos religiosos" de Sastre, Tennessee Williams o incluso de Beckett, "aunque le resultara del todo ajeno", añade.

Y así, el autor de "La verdad sobre el caso Savolta", quien puso color, misterio e ironía a la novela social de la Transición, desvela en estas páginas el ambiente en el que creció. Y su devoción por el teatro, que le llevó a leer a los autores clásicos de este género tanto como a los modernos.

Después de leer y "copiar" a Beckett - de ahí le debe venir al escritor esa vena de aire distante y surrealista, a veces- y de asistir a grandes espectáculos en Londres y Nueva York, donde el escritor pasó grandes temporadas, o en París, Viena o Milán, se iba acumulando más y más el veneno del teatro en el escritor hasta que se puso a traducir y escribir.

Fue en la década de los 80, tras volver a instalarse en Barcelona y traducir y adaptar el "Sueño de una noche de verano", cuando comenzó a escribir su primera gran obra de teatro, por encargo para ser representada en catalán, "Restauración" (Restauració), algo que "un reto para el escritor, ya que el catalán es la segunda lengua de Mendoza.

La obra fue todo un éxito en el Teatro Romea de Barcelona.

Después vendría "Gloria", también en verso blanco y que no se llegó a estrenar, y después "Grandes preguntas", que se subió a escena en un pequeño teatro fuera del circuito comercial. Y esta es la obra de la que dice que se siente más satisfecho, "menos insatisfecho", precisa Mendoza en el prólogo del libro.

Tres obras que han quedado ahora abrochadas en este volumen con el título "Teatro reunido" y que abarcan un largo periodo en la vida del escritor que reside actualmente en Londres, aunque pasa temporadas en Barcelona.

"En el teatro la imaginación interviene sólo al principio. El resto es un largo recorrido por el sinuoso y no bien asfaltado camino de las condiciones materiales que hacen posible levantar el telón el día del estreno", concluye el autor de "La ciudad de los prodigios".