Aunque en ocasiones calificado de traidor, Guanarteme -el más controvertido rey aborigen canario- posiblemente lo que quiso al pactar con los Reyes Católicos fue evitar la masacre de su pueblo, como en su momento hicieron con el Gobierno de Washington los jefes indios Toro Sentado y Cochise.

Esta es la conclusión que extrae en un artículo sobre los "Canarios en la conquista de Tenerife" el exdirector del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife Francisco García-Talavera, quien en su trayectoria como investigador también ha indagado en asuntos como las relaciones genéticas entre las poblaciones canarias y norteafricanas.

Francisco García-Talavera señala en una entrevista que Guanarteme, junto con Adargoma y Maninidra, tres destacados miembros de la nobleza canaria, fueron "utilizados e inducidos por el poder imperialista de Castilla bajo la cruz y la espada a luchar contra sus hermanos de etnia líbico-bereber, los guanches de Tenerife", aunque "la Historia sabrá perdonarlos".

García-Talavera, que es asesor emérito de Museos de Tenerife, indica que de Guanarteme se sabe que fue el último rey de la isla de Canaria en el tiempo de la conquista y que, en 1481, fue capturado cuando dormía en una cueva de Gáldar "a traición, como casi siempre" por orden de Alonso Fernández de Lugo, y conducido a España.

El rey canario, al ver lo que se le venía encima a su pueblo, pactó "de tú a tú" con los Reyes Católicos un acuerdo de no agresión, precisa el investigador.

Luego regresó a su isla con 40 de sus familiares y allegados para tratar de pacificar a los suyos "y aunque muchos lo consideran un traidor, posiblemente lo único que quería era evitar la masacre total de su nación, lo que en parte consiguió".

El investigador equipara la actuación de Guanarteme a la que hicieron en su momento los jefes de las naciones indias Toro Sentado de los sioux y Cochise de los apaches, cuando pactaron la paz con el Gobierno de Washington.

En 1483, Tinisur Timidar (Tenesor Semidán), que así se llamaba realmente el líder canario, regresó a España y fue bautizado, siendo sus padrinos los monarcas castellano-aragoneses que, en premio a su lealtad, le impusieron el nombre de Fernando, y según García Talavera, Guanarteme significa "El del Time".

Recuerda el científico que después de varios intentos frustrados por parte de portugueses y castellanos, la verdadera y definitiva conquista de Gran Canaria había comenzado en 1478, con el desembarco en La Isleta de las tropas mercenarias de Juan Rejón.

En este contexto aparecen tres célebres personajes de la nobleza grancanaria: Adargoma, Maninidra y Guanarteme y en cuanto al primero, era el guayre (capitán) de Gáldar, un hombre de una fuerza descomunal y gran valentía, según señalan las crónicas, y que probó esas virtudes guerreras en la batalla del Guiniguada (Las Palmas), junto a Maninidra (guayre de Telde) y un gran número de guerreros canarios.

Su nombre vernáculo, que hacía honor a su fortaleza física, es traducido por la mayoría de cronistas, historiadores y lingüistas como "espaldas de risco", pero García-Talavera se "atreve" a rebautizarlo como "piernas cortas", según el tuareg "adar" (pierna) y "gumes" (pequeña), que a su juicio concuerda más con su descripción física (tronco voluminoso y estatura mediana).

En aquella encarnizada batalla de 1478, después de causar grandes estragos a los castellanos, Adargoma resultó herido y fue capturado, para luego ser conducido "encadenado" a España.

Bautizado con el nombre de Alonso de Córdoba, se sabe que pasó a ser criado del arzobispo de Sevilla, donde estuvo al menos tres años y donde exhibió su portentosa fuerza, y regresó a su isla, posiblemente junto a Guanarteme, en 1481.

"El guapo" Maninidra, que según Viera y Clavijo era un hombre muy agraciado físicamente, alto y fuerte, se hizo célebre por su victoria en la batalla de Gando (hacia 1474), en donde demostró sus dotes de estratega en la destrucción de la fortaleza que los castellanos habían construido en aquel lugar del sur grancanario, cerca del actual aeropuerto, y la aniquilación de su guarnición.

El sonoro nombre amazigh de este valiente guayre de Telde podría traducirse como "Agua de la Montaña" y había sido bautizado como Pedro Maninidra cuando en 1494 pasó a la conquista de Tenerife de la mano de Alonso Fernández de Lugo junto a Adargoma y Guanarteme.

Ellos capitanearon la compañía de canarios (unos 250 hombres de pelea) que sufrieron el descalabro de Acentejo, en el que murieron muchos de ellos junto a centenares de españoles.

Al año siguiente, su entrada en la contienda fue decisiva en la crucial batalla de Aguere (La Laguna), en 1495.

Maninidra también tuvo ocasión de demostrar su valor en la "Costa de Berbería", durante la célebre batalla de Las Torres (1501), en la desembocadura del río Assaka, al sur de Sidi Ifni.

Maninidra, en un acto de extraordinario heroísmo, resistió hasta el último aliento junto a otros 20 valerosos combatientes, casi todos guanches, entre los que también estaba, según cuentan, el Mencey de Adeje.

Su tenaz resistencia ante la embestida de varios centenares de bereberes le dio tiempo suficiente al adelantado Alonso Fernández de Lugo para poder embarcar y escapar de aquella masacre, pero allí quedó para siempre el valiente caudillo guanche-canario, explica Francisco García-Talavera.