Preside desde el último trimestre de 2012 la institución en la que hoy ingresarán el realejero Nilo Palenzuela Borges y el grancanario Alberto Pizarro Morín. Catedrático de Lengua Española de la Universidad de La Laguna, Gonzalo Ortega Ojeda (1954) es consciente del déficit histórico que existe en torno a la Academia Canaria de la Lengua. "No podemos aspirar a ser más conocidos que las posibilidades que nos ofrecen los medios de comunicación o mucho más allá del mundo de la enseñanza. Eso es realmente complicado de conseguir porque hay una parte de la población a la que le importa poco o nada lo que hacemos", precisa un docente que ha llevado a cabo numerosas investigaciones en torno a la dialectología canaria.

Ortega Ojeda tira de la regla de "por amor al arte" para aportar algo de luz sobre el cometido que a partir de hoy van a desempeñar los académicos Nilo Palenzuela Borges y Alberto Pizarro Morín en colaboración con una treintena de compañeros. "Aquí no cobramos un duro; todos tenemos nuestros respectivos trabajos y al final lo que queda es la sensación de formar parte de una pandilla de románticos que se reúnen los viernes por la tarde a debatir sobre asuntos vinculados con el español de Canarias. En ese sentido, tampoco se nos puede exigir más allá de unos límites más o menos razonables porque esta es una actividad que nos cuesta dinero", denuncia, sin ocultar que "tampoco observamos una sensibilidad especial por parte de los poderes públicos. Es verdad que en una etapa de crisis las prioridades son otras y que la cultura es la Cenicienta, pero el margen económico que tenemos es mínimo -la Academia Canaria de la Lengua recibe una asignación anual de 45.000 euros por parte del ejecutivo regional y alguna pequeña partida como contraprestación por la implantación de conferencias en centros de enseñanza de grado medio- y, por lo tanto, es inviable planificar grandes proyectos", precisa Gonzalo Ojeda sobre los canales de financiación.

Con un cinturón tan apretado no hace falta decir que en 2014 se tuvieron que minimizar o incluso suprimir actividades consistentes en la celebración de charlas o cursos y reducir las publicaciones especializadas que tienen como objetivo la difusión de investigaciones que giran en torno al español que se habla en Canarias. "Una de las cosas que sí mantenemos y con un criterio ejemplarizante es una publicación digital que coordina el profesor Juan José Delgado", elogia Ortega Ojeda, antes de desvelar que se han tenido que realizar auténticos encajes de bolillo para reabrir una sede en Las Palmas de Gran Canaria. "La que había se perdió y ahora contamos con otra bastante modesta con la que intentamos desarrollar una política de equilibrios regionales que no es nada sencillo de manejar".

Pero en medio de un baile de cifras que no frena la marcha de la institución, su presidente descubre un argumento para la esperanza. "Si hasta ahora hemos sobrevivido con los 35.000 euros anuales que nos daba el Gobierno de Canarias, cabe pensar que con diez mil más podemos tener algo más de respiro. No mucha, pero alguna una mínima mejoría que se ha dado", admite antes de abrir un bloque que está conectando con el español que se habla en el Archipiélago.

A finales de 2014 la Academia Canaria de la Lengua participó activamente en un ciclo de conferencias organizado por el Gobierno de Canarias que unió a muchos especialistas, entre ellos al profesor Gonzalo Ortega, en torno al programa "El español de Canarias, un rasgo esencial de nuestra identidad cultural". En ese ciclo una de sus ponencias tenía como título "¿Hablamos bien los canarios?".

"Los complejos lingüísticos previamente son complejos culturales, es decir, la persona que tiene un fondo cultural más o menos amplio sabe salir airosa de cualquier situación", avanza el filólogo sobre los elevados niveles de analfabetismo que había en las Islas hasta mediados del siglo XX. Ahí es cuando Ortega Ojeda habla de una especie de "esquizofrenia" que propicia unos errores a la hora de combinar los tiempos verbales de forma incorrecta. "Vivimos dos realidades: una está marcada por la norma cultural canaria y la otra por la norma que procede de la Península y que se cuela a diario en el desayuno mientras escuchamos la radio o vemos la televisión. Todavía existe cierto complejillo de que aquí hablamos mal, cuando la raíz del problema es otra. Los niveles de incultura de los que hablamos no desaparecen de la noche a la mañana, sino que forman parte de una herencia que poco a poco vamos cambiando", argumenta en un contexto que inevitablemente está ligado con el carácter no normativo que tiene la Academia Canaria de la Lengua. Los que conocen la actividad que hacemos saben que nosotros no imponemos nada... A nadie le agrada que le digan cómo tiene que hacer las cosas aunque las personas que hablen estén autorizadas. Los académicos no gustamos; muchos creen que vamos a obligarlos a hablar y escribir bien. Ese no es nuestro cometido. La Academia Canaria de la Lengua ha acreditado que su funcionamiento no tiene nada que ver con las labores que desarrolla la Real Academia de la Lengua (RAE) o la Fundéu".

Como última reflexión, Gonzalo Ortega exalta la labor de la academia que esta tarde, a las 19:00 horas, recibirá a los profesores Palenzuela Borges y Pizarro Morín. "Ya hemos desarrollado un diccionario de canario base y continuamos avanzando en un proyecto más general, así como en una publicación en la que se recojan las consultas e inquietudes más frecuentes de las personas que consultan nuestra web. No obstante, una de las amenazas que está por venir es que hay una parte del español que se habla en Canarias que está tocado del ala y va a desaparecer", concluye.

Acto: 23 de enero

Lugar: Facultad de Ciencias de la Información de la ULL.

Hora: 19:00 horas