Los que pensaban que la invasión de las zapatillas de deporte sería cosa de una temporada, se han equivocado. Después de su gran boom en los 80, han vuelto, con perdón del trocadillo fácil, pisando fuerte. Han salido definitivamente de los gimnasios y polideportivos e invadido las calles de todo el mundo. Para el día o para la noche, con vestidos, faldas, pantalones o americanas. Para chicos y para chicas. Los "looks" más urbanos y cosmopolitas se rinden al confort de las suelas de caucho y hasta la alta costura se ha doblegado a sus encantos, con los modelos de lujo que Karl Lagerfeld creó para la Maison Chanel este verano. Para las que no pueden vivir sin tacones, la diseñadora francesa Isabel Marant creó el modelo que fue la fiebre de hace algunas temporadas, con el tacón interior y media caña. Sin duda uno de los modelos más copiados de todos los tiempos.

También llamadas tenis, playeros, deportivas o "sneakers", es dificil imaginar que las primeras zapatillas eran tan básicas que ni siquiera había diferencia entre el pie izquierdo y el derecho. De hecho, en lo único que se parecían a las de ahora, era en la suela de caucho. El nombre en inglés, "sneakers", ya utilizado en casi todo el mundo para las zapatillas, se atribuiye al publicista estadounidense Henry Nelson McKinney. El término fue utilizado por ser el calzado más silencioso del mercado, por su suela de goma, que permitia al usuario caminar sin que sus pasos fueran oídos, ya que el verbo "to sneak", en inglés, significa exactamente eso: curiosear, fisgonear. Con los "sneakers" la gente podía colarse o escaparse en silencio. No podría haber mejor zapato para los jóvenes.

Fue a finales del siglo XIX cuando se fabricaron unas zapatillas realmente cómodas y con la tradicional parte superior en lona. Entonces comenzaron a ser utilizadas para hacer deporte e ir a la playa. Fue cuando Charles Goodyear, sí, el de los neumáticos, descubrió y patentó el proceso de vulcanización que, grosso modo, es la adición de calor a la goma para hacer que se derrita y se una a un tejido o a otra pieza de goma, de manera que se queden fuertemente pegadas. En 1916 las zapatillas ya se fabricaban de forma masiva pero seguían siendo un tipo de calzado asociado al deporte.

Poco después llegarían las Converse All Star, que se convirtieron rápidamente en las favoritas de los atletas. Pensadas para el baloncesto, la empresa contrata a Chuck Taylor, entonces una joven promesa del deporte norteamericano, para utilizar y divulgar sus zapatillas, en una de las primeras colaboraciones entre una marca y un "famoso" de la historia del marketing. Fue todo un acierto. Chuck Taylor no solo era un buen jugador de baloncesto, que ayudó a introducir mejoras en las zapatillas, sino que también tenía dotes comerciales. Pero no fue hasta los años 50 cuando las Converse salieron a la calle. El actor James Dean trasformó la camiseta de algodón, el vaquero y las cómodas zapatillas en el uniforme de los adolescentes americanos, después de su papel en la mítica película Rebelde Sin Causa, marcando el estilo de toda una generación y trasformando las Converse en objeto de deseo que pasaría por los pies de grandes ídolos de varias generaciones, de Elvis Presley a Kurt Cobain. Hoy las Converse son, sin duda, unas zapatillas clásicas, un básico en cualquier armario.

Las zapatillas de piel fueron creadas a finales de los años 40, en Alemania, por los hermanos Adi y Rudi Dassler y están directamente relacionadas con dos de las grandes marcas deportivas que hasta el día de hoy dominan el mercado: Adidas y Puma. Los dos hermanos empezaron trabajando juntos con su padre y, con la muerte de este, decidieron que cada uno crearía y administraría su propio negocio. La competición entre hermanos ha ayudado al desarrollo de las zapatillas y la llegada de la norteamericana Nike en 1971, ha empezado una verdadera batalla para crear, a nivel mundial, el modelo más deseado y por tener a la estrella con más prestigio usando sus zapatillas.

En los años 80, las zapatillas son objetos de culto y una auténtica expresión urbana. Aparecen algunos modelos míticos y la moda, muy relacionada con los deportes, adopta las zapatillas como referencia de varias tribus urbanas. Con la llegada del minimalismo de los 90 y el final del siglo XX, las zapatillas han, poco a poco, vuelto a las pistas de deporte y a los gimnasios. Hasta hace algunas temporadas. Quizás por las colaboraciones entre grandes diseñadores de moda y marcas deportivas, quizás por la vuelta del culto al cuerpo y, como consecuencia, la valoración del deporte, como en los 80, las zapatillas han vuelto con fuerza y han invadido las pasarelas y la ciudad. Por una vez la moda es cómoda y saludable. Nuestros pies lo agradecen.