Sobre la oferta gastronómica en general de las Islas pueden decirse muchas cosas, pero, ante todo, hay que reconocer que ha aumentado de forma inusitada. La cocina tradicional de las Islas, que fuera el resultado del fortuito choque entre lo que producían estas tierras desde edades precolombinas más los hábitos alimenticios traídos por castellanos, portugueses, genoveses y árabes y los productos del Nuevo Mundo, ha luchado elegantemente por mantener su identidad, llegando a ser lo que es hoy: la reina de los sabores isleños cortejada por muchas tendencias culinarias que no se asemejan a ella.

Tímida cocina en alta evolución

Las Islas Canarias aumentan anualmente su número de restaurantes, así como las propuestas de platos azarosos que surgen a su vera. Si, urbanísticamente, a lo ancho y largo de esta geografía fraccionada, no crece más el número de locales hosteleros, es, por un lado, porque las olas del mar que se baten en sus costas pone forzoso fin a sus fronteras, y, por otro, porque los hoteles han pulido y aumentado sus ofertas gastronómicas, reclamando más y más que los turistas permanezcan dentro de ellos. Actualmente, por la crisis económica, son casi exclusivamente los hoteles de categoría los que pueden sostener las cocinas de avanzada.

Hace unos años, no muchos, aparecieron los primeros pinitos de vanguardia que se proponían crear, con nuevas técnicas, fuentes distintas de disfrute de la cocina local, poniéndola a niveles de gustos internacionales -se buscaba la reinvención de los sabores isleños, pero no alejados de las recetas de siempre, sino inspirándose en ellas y protegidas por ensoñadores diseños de locales-. A la vez, la agricultura y la pesca isleñas seguían sustentando los maravillosos establecimientos de siempre de nuestra cocina crisol, de recetas sencillas, pero gustosas, que se sirven exclusivamente de los productos del entorno. Con la llegada de la crisis, y con mucha pena, han desaparecido los primeros establecimientos, revalidándose entonces la importancia de estos últimos.

Entre los restaurantes punteros que, con aires modernos, se valen de productos canarios, hay tres, entre otros, que pueden considerarse joyas culinarias, en los que se viven momentos fabulosos. Ellos son "El Risco", de Playa de Famara, Teguise, Lanzarote; "El Templete", de El Médano, Granadilla de Abona, Tenerife, y "El Lajar de Bello", de La Camella, Arona, Tenerife.

En estos tres restaurantes mencionados, impecables y deliciosos con espléndidas instalaciones, se promueven los ricos productos locales, pero sin caer en chauvinismos. Hay quesos artesanales de todas las islas, aceites, mieles y vinos excelsos de las cepas isleñas... En El Risco, se degustan jareas, tollos, pescado en muchas formas y cabrito majorero etc.; en El Templete, el henchido expositor de la pesca diaria, que precede el salón principal, muestra la exuberante aportación de estas aguas a la cocina nativa; en El Lajar de Bello, se sirven platos imaginativos con apariencia moderna, basados en productos de alta calidad. En estos tres locales reservan mesa cada día docenas de comensales conspicuos, de esos que saben elegir dónde comer.

Los restaurantes mencionados optan al galardón como "Mejor Restaurante de Cocina Canaria 2013", en los premios QUÉ BUENO CANARIAS/HEINEKEN, III Edición. Estos premios se entregarán el próximo día 11 de febrero en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria y son organizados por las guías ¡Qué bueno! Canarias, patrocinados por ICB, Insular Canarias de Bebidas, de la mano de "Heineken", marca que comercializan en exclusiva para toda Canarias.