Woody Allen ha preferido tradicionalmente tocar el clarinete que acudir a los Óscar, incluso cuando ganó con "Annie Hall". Quizá por eso desde 1994 no había optado a los premios gordos, a los que vuelve con "Midnight in Paris", cinta de producción española nominada a cuatro galardones.

A Woody Allen nunca le ha gustado competir, razón por la cual solo va a los festivales fuera de concurso -"Midnight in Paris" inauguró Cannes- y por eso, cuando los Óscar se celebraban en lunes, él no aparecía, porque ese día tocaba el clarinete en Nueva York. Luego cambiaron a domingo y ya no cambió el hábito.

"Sé que suena horrible, pero ganar ese Óscar por ''Annie Hall'' no significó nada para mí", declaró años después de convertirse en el gran triunfador de la edición de 1977, desbancando en las categorías principales a "La guerra de las galaxias".

"No me interesa ese tipo de ceremonias. No creo que sepan lo que están haciendo. Cuando ves quién gana o quién no gana, puedes ver qué sinsentido es esta cosa de los Óscar", llegó a decir también.

En 2002 hizo su única aparición en estos premios, pero no por la Academia de Hollywood, sino por amor a su ciudad, Nueva York, a la que los Óscar quisieron rendir homenaje tras los atentados del 11 de septiembre. ¿Volverá ahora para defender su primer filme en liza desde 1994, cuando "Balas sobre Broadway" optó a siete premios?

"Piensas que está bien ganar un Óscar en el momento porque significa más dinero para tu película, pero tan pronto como empiezas a pensar de esa manera, algo pasa con la calidad de tu trabajo", llegó a decir.

Este tipo de afirmaciones dejan claro que la historia de amor de la Academia de Hollywood hacia Woody Allen entra en el terreno de lo platónico: ha sido nominado siete veces al mejor director y quince al mejor guionista -de hecho es el guionista con más candidaturas de la historia de estos premios-, si bien desde "Hannah y sus hermanas" no ha vuelto a ganar.

"Midnight in Paris", además de haberse convertido en la película más taquillera de Allen en Estados Unidos -43 millones de euros de recaudación-, aspira a los Óscar a la mejor película, dirección, guión original y mejor dirección artística, por recrear esa capital francesa epicentro de la vida artística, con Hemingway, Dalí, Buñuel y Braque compartiendo tertulias en el Barrio Latino.

Detrás de esa recreación está una productora española, Mediapro, que firmó con Allen un contrato para tres películas: empezaron con "Vicky Cristina Barcelona", rodada en la ciudad catalana y que dio a Penélope Cruz el Óscar a la mejor actriz secundaria.

Siguieron con "Conocerás al hombre de tus sueños", con Antonio Banderas y estrenada en el Centro Niemeyer de Avilés y su contrato se cierra con "Midnight in Paris" de presencia española visible casi nula -incluso Salvador Dalí es interpretado por Adrien Brody-.

Pero su éxito comercial -114 millones de euros recaudados en todo el mundo con 13 millones de euros de presupuesto- y ahora su presencia en los Óscar parecen compensar la poca visibilidad española.

Curiosamente, el bastión que últimamente hacía que las películas de Woody Allen sí aparecieran en los Óscar, los actores, no han sido reconocidos esta vez.

Diane Keaton -por "Annie Hall"-, Diane Wiest -en dos ocasiones, por "Hannah y sus hermanas" y "Balas sobre Broadway"-, Mira Sorvino -por "Poderosa Afrodita"- y la citada Penélope Cruz han sido sus musas oscarizadas.

Entre ellos, solo Michael Caine, por "Hannah y sus hermanas", se hizo con la estatuilla, aunque llevó a la final a Sean Penn, Martin Landau y Chazz Palmintieri.

Y a la vista del vigoroso pulso que ha reactivado su carrera desde que rueda en Europa -adonde se trasladó con su "resurrección" "Match Point", tras años de pequeñas comedias rutinarias- su próxima película ha sido rodada en Roma, se titulará "Bop Decameron" y a ella se han alistado Alec Baldwin, Roberto Benigni, Jesse Eisenberg y, de nuevo, la española Penélope Cruz.