"And the winner is..." "El discurso del Rey", la cinta sobre la tartamudez del rey británico Jorge VI, que se convirtió en la gran triunfadora de la 83ª edición de los Premios Oscar, con cuatro estatuillas de las doce a que optaba, entre ellas mejor película, mejor actor protagonista, mejor dirección y mejor guión original. Otras dos películas, "Origen" y "La red social", también obtuvieron cuatro premios, pero en categorías inferiores, mientras Javier Bardem volvió a casa sin un segundo Oscar, que le arrebató la muy aplaudida interpretación de Colin Firth. A su vez, Natalie Portman ganó por "Cisne Negro" y Melissa Leo (mejor actriz de reparto) dio la nota al pronunciar el primer "fucking" ("jodido") en la historia de las ceremonias de los Oscar.

La cinta británica ''El discurso del rey'' se ha convertido en la gran triunfadora de los Oscar de 2011, al conseguir cuatro de las doce estatuillas a las que optaba. Así, se ha llevado los Oscar de mejor película, mejor actor protagonista (Colin Firth), mejor dirección (Tom Hooper) y mejor guión original (David Seidler).

"Origen", de Emma Thomas y Christopher Nolan, consiguió el mismo número de premios que la británica, aunque en categorías técnicas. La cinta se hizo con los Oscar de mejor cinematografía (David Fincher), mejor sonido editado (Richard King), mejor mezcla de sonido (Lora Hirschberg, Gary A. Rizo y Ed Novick) y los mejores efectos visuales (Paul Franklin, Chris Corbould, Andrew Lockely y Peter Bebb).

La tercer película con más premios fue "La red social", de David Fincher, galardonada en las categorías de mejor guión adaptado (Aaron Sorkin), mejor banda sonora original (Trent Reznor y Atticus Ross) y de mejor montaje (Angus Wall y Kirk Baxter). De esta forma, se hizo con cuatro de los ocho premios a que estaba nominada, pese a lo cual fue una de las perdedoras de la noche.

En cuanto a los intérpretes, Colin Firth ganó el Oscar al mejor actor protagonista por su actuación en "El discurso del rey", arrebatándole la estatuilla a Javier Bardem, que estaba nominado por "Biutiful", mientras que Natalie Portman alcanzó el Oscar a la mejor actriz protagonista por "Cisne negro", con lo que sigue sumando premios, tras haber ganado en los Sprit y los Globos de Oro. En los papeles secundarios, los dos intérpretes de "The Fighter", Christian Bale y Melissa Leo fueron escogidos como mejor actor y actriz de reparto, respectivamente.

En cambio, la cinta hispano-mexicana "Biutiful", dirigida por Alejandro González Iñárritu y rodada en Barcelona, se quedó a las puertas del Oscar en la categoría de mejor película en lengua extranjera, galardón que recayó en la cinta danesa de Susanne Bier "In a better world". Javier Bardem tampoco fue galardonado con el Oscar al mejor actor por su trabajo en la cinta, que cuenta la historia de un hombre en caída libre, con dos hijos, que al percibir la muerte de cerca, lucha contra la realidad y contra el destino en las calles de Barcelona. Bardem tenía enfrente la muy celebrada actuación de Colin Firth, por lo que el español perdió así la oportunidad de hacerse con su segundo Oscar, después de que en 2007 ganara una estatuilla (como actor secundario) por "No es país para viejos", de los hermanos Cohen. Antes, en 2000 había sido nominado por su papel en "Antes que anochezca", dirigida por Julian Schnabel.

Por otro lado, el retardo televisivo evitó que se escuchara un sonoro "fucking" durante la entrega de los Oscar, uno de los pocos momentos en los que la ceremonia se salió del guión. La actriz Melissa Leo partía como gran favorita por su actuación en "The Fighter", pero aun así al hacerse con el Oscar como mejor actriz de reparto no pudo contener la emoción, ni tampoco la lengua, y se le escapó el mencionado taco al recibir la estatuilla de manos de Kirk Douglas. "De verdad, de verdad, de verdad... ¡guau! Cuando lo veía por la televisión parecía jodidamente fácil (hablar ante el auditorio para agradecer el premio)", afirmó la actriz, nerviosa, sobre el escenario.

Por último, cabe señalar que los premios de animación recayeron en "Toy Story 3" de Lee Unkrich, mejor película, y "The lost thing", de Shaun Tan y Andrew Ruhermann, mejor cortometraje. A su vez, "Alicia en el país de las maravillas" ganó los de mejor dirección artística (Robert Stromberg y Karen O''Hara) y mejor vestuario (Collen Antwood). Por su parte, "The Wolfman" logró la estatuilla al mejor maquillaje (Rick Baker y Dave Elsey) y "Strangers no more!" fue elegido como el mejor corto-documental del año.

lA CEREMONIA

Sosa y predecible

James Franco y Anne Hathaway aportaron la savia nueva, la espontaneidad y la frescura a los Oscar, aunque no pudieron mantener el mismo desparpajo durante las más de tres horas que duró una ceremonia sosa y predecible, cuyos mejores momentos llegaron de manos de Kirk Douglas y Sandra Bullock. La gala comenzó, eso sí, con fuerza y energía, además de con múltiples referencias a la audiencia joven, tan buscada por los productores.

La Academia quiso rendir un homenaje a la historia del cine y para ello usó varios escenarios que recreaban los platós de "Lo que el viento se llevó", la época del cine mudo, el hotel Roosevelt (donde tuvo lugar la primera retransmisión televisada de los Oscar, en 1953) o el Teatro Chino, de Hollywood. Pero ya fuera por los excesivos números musicales o las innecesarias aportaciones creativas (un vídeo con remezclas de diálogos de películas), la sensación que quedó fue de cierto aburrimiento.

Kirk Douglas, que apareció con bastón sobre el escenario a sus 94 años, no tuvo problema para aportar la nota de frescura a la desvaída noche. Bromeó primero con Franco: "Me alegro de que hayas salido de la cueva", en alusión a su papel en "127 horas". Después sacó a relucir su vena de galán con Hathaway: "Estás preciosa. ¿Dónde estabas cuando yo hacía películas?", comentó antes de hacer sufrir hasta la extenuación a las actrices de reparto nominadas, alargando el momento de descifrar el nombre de la ganadora, Melissa Leo, quien, una vez sobre el escenario, pidió a Douglas que la pellizcara.

Por su parte Bardem, vestido con chaqueta, camisa y pajarita blancas, entregó, ante la atenta mirada de una radiante Penélope Cruz, las estatuillas doradas a los mejores guiones, tanto original como adaptado. Fue la aparición más brillante del actor español, que era consciente de que "solo un milagro", según sus palabras, podía permitirle desbancar en las votaciones a Colin Firth, favorito en todas las quinielas.