Los seis protagonistas de la rueda de prensa convocada para presentar el espectáculo con el que se cerrará la edición 2009 del festival Ópera de Tenerife coincidieron en señalar que estas últimas funciones serán de "carne y hueso". El Auditorio santacrucero despedirá el ciclo musical los próximos días 3, 5 y 7 de noviembre, con la representación del programa doble integrado por "La voz humana", de Francis Poulenc, y "Payasos", de Ruggero Leoncavallo.

Giancarlo del Mónaco, director artístico de la muestra, tiene claro que la "ocasión es inmejorable". Por eso, pidió ayer la complicidad de todos los canales de comunicación locales para clausurar con éxito esta cita cuya última propuesta estará dedicada a los avatares del alma humana. "Necesito más tiempo y hay un margen de mejora, pero mi primer balance de esta temporada es muy positivo", analizó el italiano. "Sería una locura que el público tinerfeño se perdiera dos óperas de esta grandiosidad", añadió.

Javier Martínez, presidente de la Asociación Amigos de la Ópera de Tenerife, reforzó la idea "dibujada" por Del Monaco y elogió el "esfuerzo y, sobre todo, el buen gusto" demostrados "para concluir el programa de este año con dos producciones tan interesantes".

"Ustedes -dijo, en referencia a los periodistas- nos tienen que ayudar a tener un mayor contacto con el público", insistió Giancarlo justo antes de dar la palabra a su compatriota Francesco Maria Colombo, encargado de dirigir a la Orquesta Sinfónica de Tenerife en "La voix humaine" y "Pagliacci".

"He encontrado un instrumento perfecto en la OST. La orquesta es magnífica. Un grupo que tiene una gran flexibilidad, una importante concentración y una buena capacidad de reacción. En poco tiempo es capaz de mostrar dos caras diferentes", aclaró un músico que ha dirigido a más de cuarenta formaciones en todo el mundo.

El ex crítico musical del Corriere della Sera considera fundamental que la orquesta transmita una sensación de "dulzura" en la obra de Poulenc y, en cambio, "después de un descanso de veinte minutos se muestre más agresiva y dinámica" en "Pagliacci".

En una de sus reflexiones, Colombo precisó que, al igual que Poulenc, es partidario de que "la ópera nade en un baño de sensualidad instrumental".

La última reflexión fue pronunciada por Román Calleja, director de escena de un espectáculo que muestra dos visiones de la soledad. Calleja aseguró estar agradecido por la posibilidad de trabajar al lado de uno de sus ídolos (Del Monaco). "El principal problema de estar demasiado cerca de un profesional de este nivel es el pavor que te entra en el cuerpo ante la responsabilidad de no fallar. Estamos ante un programa operístico de carne y hueso... de los que nunca se olvidan", concluyó.