El viejo pescador iba todos los días al muelle a compartir sus horas de faena con su nieto. Tenía claro que era un buen momento para enseñar al niño el noble arte de la pesca, una labor que siempre decía que "era un letificante para el espíritu, una distracción para la tristeza y un calmante para los inquietos pensamientos". A Pedro le costaba entender las sabias palabras de su abuelo, pero se entretenía escuchándolo y viendo cómo enredaba los aparejos. Todos los días calculaba el número de viejas y lisas que iban a capturar para llevárselas a la abuela para el almuerzo. Le explicaba los colores y las características de cada ejemplar, tomando como referencia un libro de especies canarias con el que disfrutaban antes de acostarse. Pedro preguntaba mucho y eso hacía sentir al viejo pescador afortunado, porque sabía que sus lecciones le servirían para ser un hombre de mar. Hasta hablaban de política, algo que a un niño de tan solo 10 años no tenía que interesarle mucho, pero, como decía su abuelo, "la política es todo, incluso por la forma de pescar se puede adivinar si la persona es de izquierdas o de derechas". ¿Cómo se puede saber eso, abuelo?, preguntaba el niño. "El pescador de derechas llena el cubo sin importarle si son pequeños o grandes, y atrapa la pieza casi sin mirarla. El de izquierdas tiene más paciencia, normalmente escoge piezas grandes y sabe seleccionar las que son para comer y las que son por entretenimiento; si el PP y CC en el Gobierno de Canarias se sentaran en el muelle llegarían a un consenso", contestaba con la firmeza de quien cruza política y pesca. Parece que empezaban a picar y el acelerador de la emoción comenzaba a animar al viejo y su nieto. Era la primera lisa, de un tamaño considerable para el caldero. Entretanto, el abuelo le explicaba la injusticia de un oficio en el que ya los hijos no pueden recoger el testigo de los padres: "Cada vez las subvenciones son menores, no hay dinero para hacer frente a los seguros y el riesgo es máximo por las malas condiciones de las embarcaciones y los muelles; se mueren de hambre y el Gobierno canario convoca ayudas a las cofradías de pescadores por tan solo 700.000 euros". Las lecciones que el abuelo daba a su nieto estaban bien pensadas, ya que intentaba inculcar en el crío los valores de la vida que tan bien se interpretan en la pesca. La actitud crítica frente a las injusticias, la calma a la hora de enfrentarse a un problema y el respeto por la naturaleza eran la filosofía de vida más adecuada para criar a un niño. "¿Cuándo vamos a hablar de Rajoy, que salió el otro día por la tele hablando en sitio muy bonito con gente vestida de negro que le hacía preguntas?", cuestionaba intrigado. "Antes, podemos ver los dibujos de Bob Esponja, que así lo entenderás todo mejor", contestó mientras recogían sus cosas para volver a casa.

@LuisfeblesC