Cuando usamos sólo el sustantivo, hablamos de la comarca luminosa, fértil y risueña que desde hace cinco largos siglos produce primores para Europa. Aridane es el topónimo de la banda fértil que, desde las paredes colosales de Taburiente, se despliega hacia el Atlántico en tres jurisdicciones municipales; fue la base de nuestra prosperidad histórica y es, y será, el primer motor de nuestra economía.

En ese marco geográfico y social, Talio Noda -un paisano inquieto que transita entre la docencia, la investigación histórica y folclórica y la música, su pasión primera- desarrolló una curiosa y esforzada recopilación de noticias en un periodo de ciento doce años y 4.641 entradas. Con eso mide el pulso insular, el rumbo de las necesidades e ilusiones, y los usos y los ocios de una ciudadanía con estilo propio. Editado por Vereda Libros, el trabajo arranca el 22 de enero de 1863 y usa, como fuente inaugural, el primer número de "El Time", decana de las publicaciones periódicas y cuya colección, aunque mutilada por un desaprensivo, se conserva en la hemeroteca de la Real Sociedad Cosmológica; concluye el 29 de diciembre de 1975, el año marcado por la muerte de Franco, la caída del régimen y la esforzada y ejemplar marcha.

En la centuria decimonónica, a su modo y manera, la isla y los isleños acusan los vaivenes de los reinados cansinos y corruptos, la fiebre revolucionaria del 68 que derrocó a la venal Isabel II, la caliente y breve experiencia de la República, que, acosada por pleitos territoriales, no abrió la posibilidad federal; los golpes militares y la imposición de monarquías fugaces -Amadeo de Saboya y Alfonso XII-, liquidadas por la abdicación y la muerte temprana, la restauración y los turnos del poder y el epílogo de Alfonso XIII, con dictaduras incluidas. Noda inventaría la prensa insular y, en sus sinopsis, las claves del comportamiento palmero a través de la historia hasta el sometimiento de la fe republicana al movimiento instigado por el sector inmovilista del ejército y los partidos e intereses conservadores. La "relación de sucedidos" -como algún periódico llamó a los despachos breves- es un magnifico exponente del olfato y agudeza del autor.