El 7 de febrero de 1992 se consagró, de manera oficial, la búsqueda de la cohesión económico-social de las diversas regiones y países miembros de la Unión Europea merced al Tratado de la Unión Europea, también conocido como Tratado de Maastricht (Holanda), ciudad en la que se firmó, concebido como la culminación política de un conjunto normativo, vinculante para todos los Estados miembros, tanto para los futuros como para los Estados firmantes en el momento del tratado.

Esta semana se han cumplido ya 25 años de uno de los momentos más importantes en la historia de Europa, y que ha propiciado multitud de avances a nuestra sociedad actual, entre otras muchas ventajas, igualándonos al resto de nuestros vecinos.

Debemos celebrar la firma de un acuerdo por el que se perfilaron los cimientos en los que se basa actualmente la Unión Europea, apostando por la igualdad de las regiones y su cohesión.

El denominado Fondo de Cohesión ha proporcionado ayuda financiera en los sectores del medio ambiente y de las redes europeas en materia de infraestructuras del transporte, y en el caso de Canarias siendo tratada, durante muchos años, como objetivo número uno merced a su condición de Región Ultraperiférica de la Unión Europea.

El encaje de España dentro de la Unión, y el de Canarias con sus especificidades como puerta Sur de la UE, consolidado en la Europa comunitaria, también se encuentra recogida y plasmada a través del artículo 299.2, un acontecimiento histórico que abrió las puertas al Archipiélago a la inversión y a la defensa de sus especificidades, y la posición geoestratégica así como el espacio canarioeuroafricano.

Pero el Tratado de la Unión Europea va mucho más allá. Marca una nueva etapa en la integración europea, ya que permite la puesta en marcha de la integración política. Sus objetivos prioritarios son cinco: el refuerzo de la legitimidad democrática de las instituciones, la mejora de la eficacia de las instituciones, la instauración de una unión económica y monetaria, el desarrollo de la dimensión social de la Comunidad y la institución de una política exterior y de seguridad común, y establece una Unión Europea formada por tres pilares: las Comunidades Europeas, la política exterior y de seguridad común y la cooperación policial y judicial en materia penal. El Tratado establece una ciudadanía europea, refuerza las competencias del Parlamento Europeo y pone en marcha la unión económica y monetaria, además de convertirse en la Comunidad Europea.

Además, el Tratado instaura políticas comunitarias en seis nuevos ámbitos, como las redes transeuropeas, política industrial, protección del consumidor, educación y formación profesional, juventud y cultura. Además se establece un protocolo social con los objetivos de promocionar el empleo, mejorar las condiciones de vida y trabajo, la protección social adecuada, el diálogo social, el desarrollo de los recursos humanos para garantizar un elevado y duradero nivel de empleo y la integración de las personas excluidas en el mercado laboral.

Pero, sin duda, una de las grandes innovaciones aportadas por el Tratado es la institución de una ciudadanía europea que se añade a la ciudadanía nacional. Todo ciudadano en posesión de la nacionalidad de un Estado miembro es también ciudadano de la Unión.

Esta ciudadanía confiere nuevos derechos a los europeos, como el derecho de libre circulación y residencia en la Comunidad, el derecho a votar y a ser candidato en las elecciones europeas y municipales en el Estado de residencia, derecho a protección diplomática y consular de un Estado miembro distinto del de origen en el territorio de un país tercero en el que el Estado de origen no tenga representación, el derecho de petición ante el Parlamento Europeo y a presentar una denuncia ante el Defensor del Pueblo Europeo, entre otras muchas.

Canarias tiene un tratamiento especial dentro de las políticas europeas, debido a sus problemas de mercado y de producción a raíz de sus desventajas, como la lejanía de Europa, su fragmentación territorial, la cercanía a países atrasados y limitación del consumo. La UE considera estas desventajas como permanentes y ha adoptado medidas como el Programa de Opciones Específicas por la Lejanía e Insularidad de Canarias (POSEICAN), su REF e instrumentos específicos para dinamizar la economía como la RIC, la ZEC, las ZF y otras exenciones y ayudas fiscales.

Sin duda, Europa ha permitido a nuestra sociedad avanzar y progresar, haciendo útil las políticas coordinadas con las administraciones españolas y canarias, merced a un objetivo común: el bien de todas y todos.

*Portavoz del PP en el Ayuntamiento de La Laguna y senador por Tenerife