El médico herreño Gaspar Quintero Magdaleno no ejerció la medicina en su isla, El Hierro, sino que fue durante toda su vida profesional médico titular del Ayuntamiento de La Laguna después de finalizar su carrera en Montpellier, tras doctorarse en la Universidad de París en el año 1826.

Siempre tuve la curiosidad de saber el porqué, con las dificultades de comunicación y estando la isla cartografiada en el Meridiano 0, en vez de estudiar medicina, que era una de sus vocaciones, en Salamanca o en Alcalá, universidades que contaban con la enseñanza de esta disciplina, tuvo que trasladarse a la de Montpellier en Francia.

Seguramente la posición económica de sus padres lo propició, aunque su vocación inicial fue para sacerdote. Carrera eclesiástica que terminó, pero que abandonó tras haber sufrido una decepción cuando decidió opositar a una cátedra del seminario.

En La laguna destacó por ser uno de los mejores cirujanos, al menos de Tenerife, y asimismo por realizar viajes por el extranjero para ir perfeccionando sus conocimientos sobre la medicina del momento.

Mediante el ejercicio de su profesión hizo acopio de una considerable fortuna que le permitió favorecer a parientes con dificultades económicas y a ciudadanos que procuraron emigrar a América facilitándoles dinero para su traslado.

Concretamente a la iglesia de la Concepción de Valverde hizo considerables regalos, destacando el majestuoso reloj, que sigue dando sus campanadas y que se oyen desde Asabanos hasta lo más alto de Tesine, marcando las horas de sus vecinos. Así como el dinero que dispuso para la terminación del cementerio de la villa.

Tras su muerte, en 1883, sus restos son trasladados a la parroquia de Valverde, cuya sepultura se encuentra junto a un altar, y más tarde se le dio su nombre a la calle principal.

Se ocupó de su traslado el sacerdote, sobrino suyo y tío mío, José Francisco Hernández Ayala, del cual fue heredero universal al ser su sobrino predilecto.

Menciono estas consideraciones históricas porque resulta curioso e interesante cómo personajes de las islas, concretamente, la de El Hierro (siendo la más pequeña del archipiélago alejada, pero no del mundo de la cultura porque fue y es una isla preocupada por las cuestiones intelectuales), fuesen tan lejos a estudiar una carrera, como la de medicina, y para ejercerla regresaran a las islas y no olvidaran a sus paisanos desfavorecidos, sino que su comportamiento tanto profesional como humano fuera ejemplar.

Es bueno reabrir los libros de la historia de nuestro pueblo, de la isla, y secuestrar del olvido a personajes que llevaron siempre en su memoria y empeño la ayuda y el apoyo necesario para que El Hierro se abriera paso no solo en el conjunto de Canarias, sino aún mas allá de sus linderos.