Son palabras tuyas dichas en el colega Diario de Avisos a tu entrevistador Carmelo Rivero y que todo lo que dices se lo traga. Vamos a ver, hombre de Dios (si eres ateo perdóname el término que he utilizado), o estaba formado o no; ¿qué significa que estaba medio formado? O se está formado o no, así de fácil. Este dislate sería igual que cuando el sargento, cuadrado ante su capitán para darle novedades, le dice: "A sus órdenes, mi capitán, la Compañía está medio formada". Esta situación, tanto en la esfera civil como militar, es imposible que se dé.

Habría que decir que en el mes de noviembre de 1967 había que buscar un nombre para la parranda, pues ese mismo mes grabamos un par de discos microsurcos de vinilo con nuestro primer sello discográfico, Tan-Tan, y por consenso (creo que fue el único en la existencia del grupo) se eligió el de Los Sabandeños. No sería hasta dos meses más tarde, y más concretamente el domingo 11 de febrero de 1968 (está en todas las hemerotecas que han sido), y en el Ateneo lagunero, cuando presentamos esos dos discos sencillos, haciendo coincidir todo con la presentación en sociedad del nuevo grupo de manera oficial, siendo nuestro "bautizo de fuego folclórico" con el nombre ya de Los Sabandeños, pues antes se nos conocía como la Parranda de la Punta, también llamada a veces Parranda de don Luis Ramos, y en el Ateneo estrenamos nuestra indumentaria.

Viene a decirnos el dueño del "cortijo", echándole un par de "santos bemoles", que el germen de Los Sabandeños (¡ay mi cabeza!) surge -como si lo hubiera hecho el mismísimo David Copperfield- en el año 1965, en su Ateneo, y que sus autores o, si lo prefieren, la madre de la criatura (que no del cordero), son el citado SELFIdio, Quique el Peta, Miguelito Lemus (que nunca llegó a ser "sabandeño" de "iure") y un tal Sebastián Ramos el Puntero, que ese día pasaba por allí, y que le cantaban a los personajes antirrégimen. Fin de la cita.

Y yo añado, por haber sido testigo, y también a los del Régimen, pues te recuerdo (y si no toma "De Memory") que una noche, y en el edificio del Gobierno Civil, le cantaste al "poncio" de turno sambas, cuecas y chacareras, cuando en esos mismos momentos estaban los de la "secreta" interrogando hábilmente al detenido Julio Pérez Hernández, un demócrata de los pies a la cabeza, y que su único pecado fue haberse reconocido acérrimo antifranquista.

Más adelante dices que Quique el Peta murió con las botas puestas, y pienso yo si no serían las que se ponía por las noches para ir a pescar al Roquete. Es que si por algo se conoce a Quique es por no haber dado palo al agua en su vida, por lo que su expediente laboral se mantuvo inédito, inmaculado e impoluto; por eso alguien comentó que el primero de mayo, día en que murió: "Mira que morirse el día de su santo...", y uno que oía la conversación terció para decir: "Pero si él se llama Enrique y fallece el primero de mayo, yo no veo la onomástica por ningún lado", a lo que un cristiano que simplemente se limitaba a escuchar sentencia: "Claro, coño, hoy primero de mayo, Día del Trabajo, es su santo". Estarán conmigo en que hay mucho ruinito suelto.

Más adelante, y a tu entrevistador Carmelo Rivero, le sueltas otra "boutade", propias de ti, que desde el prisma de las relaciones materno-filiales la considero perversa, innecesariamente cruel y, de paso, periodística y políticamente incorrecta, cuando afirmas que tu señora madre (paz descanse), doña Asunción Quintero, llegó hasta a fregar pisos para darte una carrera. Creo que podrías haberte ahorrado este comentario, matizándote que las que se han dedicado o se dedican a este trabajo, tan digno como cualquier otro, cuentan con mi respeto, comprensión y mi sobrada solidaridad. ¡Hombre, hasta ahí podíamos llegar!

Olivaradas: un tipo a otro: "Coño, yo te conozco a ti de algo. Tu cara me suena a horrores. Es que te pareces conmigo". A lo que contesta el aludido: "Claro, coño, como que soy tu hermano". Rematando el primero: "No, no es de eso, no es de eso".

*Pensionista de larga duración. Lo único que heredé de mi padre fue ser persona