Supongo que en un día como el de hoy debería dedicarles unas palabras a los escoceses y a su referéndum independentista, y lo voy a hacer: que les den por donde todos ustedes saben no sólo a ellos sino a todos los que, en su empeño de romper países, se lo ponen fácil a algunos políticos. Al Gobierno de Rajoy le viene tan bien el "procés" catalán como al de Paulino Rivero el asunto de los sondeos. Mientras se hable de una cosa y de la otra la gente no se acuerda -o se acuerda menos- de que España sigue teniendo cinco millones largos de parados y que en Canarias son más de 300.000 las personas igualmente sin trabajo.

Esto hablando en término generales. A escala individual hay otras tragedias no menos candidatas a pasar a un segundo plano en aras de lo "informativamente importante". Por ejemplo, la de Antonio y Berta: el ya conocido matrimonio que hoy será desalojado de su vivienda de Tacoronte. Tengo un amigo que estudió la carrera de Matemáticas con buenas notas. Su expediente académico fue uno de los mejores de la Facultad. Luego, mientras trabajaba como profesor, decidió licenciarse también en Derecho. Lo dejó cuando tuvo varias asignaturas en quinta convocatoria. Al margen de que no es lo mismo dedicarse sólo a estudiar -y hacerlo realmente- que trabajar y al mismo tiempo estudiar, siempre hubo algo que no me cuadraba: no llegaba a entender la dificultad de mi amigo para asimilar la ciencia de las leyes, habida cuenta de que había despachado anteriormente las arduas asignaturas de las Matemáticas.

Al final he descubierto -lo hice ayer, leyendo una noticia de EL DÍA- que algunos procesos judiciales pueden ser más difíciles de comprender que una ecuación diferencial en derivadas parciales. Que me disculpen de antemano los juristas por mi ignorancia, pero no salgo de mi asombro al leer que "la demanda de revisión que Antonio y Berta presentaron ante el Tribunal Supremo fue inadmitida porque la Justicia no encuentra motivos para reconsiderar el caso. Aunque puedan tener razón, han vencido todos los plazos y las leyes actuales no contemplan recurrir una sentencia en un caso como el suyo".

Ítem más, leo en este periódico que, según nuestras leyes uno de los motivos de revisión de una sentencia firme es que después de pronunciada se recobrasen u obtuviesen documentos decisivos de los que no se hubiere podido disponer por fuerza mayor, o por obra de la parte en cuyo favor se hubiere dictado. En el caso de Antonio y Berta se recurre por la existencia de fotos aéreas de Grafcan que desmontarían la denuncia inicial, pero el Tribunal Supremo rechaza este argumento porque las fotografías se encontraban en un archivo público y se podían haber obtenido con anterioridad. ¿Son o no son decisivas esas fotografías aéreas? Porque si lo son para evitar una injusticia cabe suponer que da igual que aparezcan ahora. Salvo, claro está, que los procedimientos para que se haga justicia sean más importantes que la justicia en sí misma.

Que alguien me lo explique y de paso se lo explique también a dos personas ancianas que hoy se van a quedar sin su casa.

rpeyt@yahoo.es