Cuando se publique este artículo faltará una semana exacta para el 25 de julio, que en 1797, fecha que todo tinerfeño debe recordar, ese día se derrotó al más celebre almirante ingles, Horacio Nelson, que con la intención de apoderarse del navío "Príncipe de Asturias", procedente de Manila con destino a Cádiz, con una importante carga, sin duda pretendía apoderarse de la más importante plaza fortificada de las Islas, donde residía el comandante general, y de esta forma tomar posesión del archipiélago canario, de gran importancia geoestratégica, especialmente para controlar el trafico con América y por añadidura las riquezas procedentes de la misma para la metrópoli.

No debemos olvidar que el 20 de julio, desde el navío "Theseus", Nelson envió un mensaje al general Gutiérrez, de que en caso que no fuese entregada la carga del citado navío, incluso las que pudieran haber sido descargadas en la plaza, amenazaba con destruir Santa Cruz y las demás poblaciones de Tenerife por medio de bombardeos de su flota, y que se exigiría una pesada contribución, que comenzaba con la entrega de los fuertes y de las armas de la guarnición. A este respecto, es al menos curioso que la ciudad de Santa Cruz dedicara una calle mucho más importante al almirante inglés que al general español que defendió con sus medidas, y apoyado por todo el pueblo tinerfeño, incluyendo valerosas mujeres, la ciudad y la isla.

La gesta supuso que el sábado 29 de julio de 1797 se celebrara en la iglesia del Pilar una Junta General del pueblo de Santa Cruz en la que, en acción de gracias por la victoria alcanzada, precisamente el día que se celebraba la festividad de Santiago Apóstol se aclamaran como copatronos a la Santa Cruz y al apóstol Santiago, haciendo de ello solemne juramento el alcalde Marrero en nombre de todos los vecinos. Igualmente, el general Gutiérrez, como comandante general de las Islas y flamante vencedor, elevó al trono la solicitud de que el puerto y plaza fuera declarado villa exenta con el título de Villa de Santa Cruz de Santiago de Tenerife. ¡En que pocas ocasiones se utiliza este nombre completo para referirse a la ciudad! E igualmente se solicitó el escudo de la ciudad y el título, que muy pocas plazas tienen, de muy leal, noble e invicta, concedido el 28 de agosto de 1803, a lo que se añadió posteriormente el de Muy Benéfica el 23 de abril de 1894, iniciándose así el despegue de Santa Cruz, a la que se concedió el título de ciudad el 29 de mayo de 1859.

Este año quiero recordar que hace 1.201 años se descubrió la tumba del Apóstol Santiago, denominado el Mayor, por haber sido el primer mártir entre los compañeros y discípulos de Jesús. Fue el sembrador de la religión mayoritaria de los españoles, logrando que en aquellos tiempos la unidad en la religión contribuyera a la unidad de la patria. Hoy en día en que se ponen en duda los valores que nos proporciono el catolicismo y la necesidad de una creencia en un ser superior, la idea de patria se difumina. Fue en tiempos del rey de Asturias Alfonso II el Casto cuando el ermitaño Paio comunicó al obispo Teodomiro, de Iria Flavia, que había visto algo que le sobrecogió mientras caminaba por los montes, apareciendo el sepulcro de Santiago en el primer tercio del siglo IX, habiendo sido creencia común y generalizada, entre la tradición y la historia, que en aquellos confines de Occidente, Finis Terrae, se guardaban sus restos, dando origen a la bella tradición del Camino de Santiago.

Sobre Gutiérrez y su gesta se ha escrito todo lo que es posible, difícil será publicar algo original, especialmente si no aparece la Hoja de Servicios en el Ejército después de su ascenso a general. Solamente recordar que nació en Aranda de Duero (Burgos) el 8 de mayo de 1729, muriendo en Santa Cruz de Tenerife, solo dos años después de su gran victoria, el 14 de mayo de 1799, estando enterrado en la capilla del Apóstol Santiago, de la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, en Santa Cruz de Tenerife. Al ser hijo de militar que llegó al grado de coronel, su educación en los primeros años estuvo impregnada de religiosidad y espíritu militar, comenzando en 1743, con 14 años, su bautizo de fuego en las guerras de Italia. Sirvió en los siguientes regimientos: Milicias de Burgos, Infantería de Mallorca, Inmemorial del Rey y en el de África. Sus calificaciones son: valor, reconocido; aplicación, buena; capacidad , muy buena; conducta , muy buena. Es integro en conservación y administración de los fondos , estimado y respetado por sus subordinados, tiene disposición para desempeñar con acierto cuanto se le confíe, y es muy merecedor en toda circunstancia de ser atendido en su petición de ascenso.