Sería más fácil hablar de las rivalidades que un día existieron entre los grupos de folklore de las islas -todas ellas con un marcado carácter de pueblerinas- que encontrar las palabras justas para contar, aquilatar y ponderar el emotivo espectáculo que ha paseado el director de Añate, Víctor Manuel Manuel González García, por los escenarios de La Orotava, La Victoria de Acentejo y Santa Úrsula, reuniendo a los grupos Agaru, Agrupación Folklórica Oroval y al propio Añate, para poner en escena el "Concierto de la Identidad".

La labor de grupo siempre se ha caracterizado por la generosidad, se aleja de los personalismos, todos se apoyan en todos. Pero si además hablamos de casi cien personas implicadas en un mismo proyecto, es necesario reconocer que tiene que haber al frente un líder con carisma, pero sobre todo con los conocimientos musicales y el buen gusto necesario para llevar al escenario un espectáculo atractivo para los públicos, de manera que no sea un "más de lo mismo", ilusionando a los participantes y demostrando que se pueden interpretar temas que nos definen, canciones de identidad, combinándolas con el folklore de raíz y logrando con esta suma de valores una puesta en escena sin estridencias. En esta ocasión se ha logrado y el público asistente -se agotaron las entradas en los tres conciertos- preguntaba para cuándo el próximo y, sobre todo, qué nueva sorpresa nos deparará.

El "Concierto de la Identidad" se inició con la "Cantata del mencey loco", esa composición "comprometida" que Los Sabandeños sacaron a la calle en 1975 -el mismo año en que moría el dictador Francisco Franco, una época de cambios sociales y políticos-, por lo que con esta obra musical, de 24 minutos, se entraba de lleno en lo prohibido por el régimen, dando alas a los grupos independentistas al cantar la historia del mencey Beneharo, el que luchó bravamente contra el invasor español. Los versos pertenecen al largo poema "La tierra y la raza", del poeta tinerfeño Ramón Gil-Roldán, dado a conocer en La Fiesta de Los Menceyes, en el Ateneo de La Laguna, el 12 de septiembre de 1919, y publicado en la revista Hespérides, número 70, correspondiente al 1 de mayo de 1927.

Tras la fuerza de la cantata -en homenaje a Los Sabandeños presentes en el primer concierto- y su acentuado sentimiento de canariedad, el espectáculo dio un giro hacia el valioso repertorio sonoro de esta tierra, incluyendo parte del legado tradicional de nuestro folklore popular y una serie de canciones de autor, versionadas y adaptadas para las voces participantes. Temas creados y popularizados por Braulio, Benito Cabrera, Arístides Moreno, Caco Senante, Mestisay, Taburiente, Rosana y Los Sabandeños que desde el público se coreaban, destacando como momento glorioso el inicio de esas "Folías a la mujer", con diez voces femeninas de altura y con el maestro del timple Pedro Izquierdo marcando los pasos vocales, entrelazándolas, casi como si las bailara y llevara el solo a ese puñado de cantadoras de la tierra, haciendo que surgiera desde sus entrañas la copla "Ni el amor más fiel, ni Dios con su sangre. Nadie con el cariño que te da una madre".

En resumen, un espectáculo ágil, medido, armónico, bien llevado por nuestro querido Víctor -que si no existiera habría que crearlo-, con la complicidad de todos los hombres y mujeres de Agaru, Oroval y Añate, pues el que no cantaba hacía coros, tocaba un instrumento o colaboraba en las labores de producción y puesta en escena. Al salir del teatro, la voz de José Manuel, Cotema resonaba en nuestros corazones: "Dicen que murió la raza, y nunca fue raza muerta, raza que murió en la historia, pa'' vivir en la leyenda".

¡Bravo!