Andan preguntándose en Europa, al menos en esa parte esencial de Europa llamada Alemania, a qué espera Magdalena Álvarez para dimitir como presidenta del Banco Europeo de Inversiones. Una pregunta nada extraña considerando que los teutones son los "primeros accionistas" de esta institución financiera. El BEI es también la entidad financiera que más dinero le presta a España.

No se entiende que siga en un puesto tan importante una señora imputada por, presuntamente, dictar las normas propiciatorias del mayor saqueo de fondos públicos que ha habido en España. Eso por no mentar los espectaculares sobrecostes de algunas obras públicas durante su etapa como ministra de Fomento. Nos recuerdan desde el Gobierno alemán -por lo bajo y sin estridencias, pero nos lo recuerdan- que el entonces ministro de Defensa de ese país, Karl-Theodor zu Guttenberg, dimitió ipso facto al descubrirse que había copiado una tesis doctoral. No cuando era ministro, sino en su juventud. Que se sepa, doña Magdalena, Maleni para los amigos, no tiene intenciones de renunciar a su cargo. Y si las tiene, no las ha dado a conocer.

Si la actitud de la cúpula europea -no solo la financiera- ante este caso es de sorpresa, la del Gabinete de Mario Rajoy sólo cabe calificarla de cínica. ¿Qué hace todavía Ana Mato de ministra de Sanidad, pese a los turbios asuntos en los que está envuelto su exmarido? Hechos que acontecieron, pues en caso contrario nada habría que criticar al respecto, cuando ambos formaban un feliz matrimonio. Tan dichoso por parte de ella que nunca se enteró, ni quiso preguntar, de dónde procedían las cuantiosas sumas de dinero que llegaban a la familia. Más o menos la misma situación de Cristina de Borbón con respecto a su amadísimo cónyuge, Iñaki Urdangarin.

Los asuntos de Maleni, de la intocable ministra Mato -su paupérrima gestión al frente de Sanidad justifica su cese al margen de cualquier otra consideración- y del propio Arias Cañete con su machismo genético se imbrican en esta última semana antes de las elecciones europeas. Comicios continentales en los que, salvo sorpresas, Canarias tendrá como diputados a Gabriel Mato por el PP y a Juan Fernando López Aguilar por el PSOE. Este último sectario irredento aunque al menos con una cabeza académicamente bien amueblada. El otro, una rémora política de su hermana la ministra Mato, a cuya estela ha vivido y de cuyo influjo ha subsistido. ¿Me puede alguien decir qué han hecho ambos por estas Islas? Algo importante, naturalmente, porque ir a una feria de ganado en Breña Alta para hacerse una foto en campaña electoral no parece que sea cosa del otro mundo.

Y así con todo, pacientes lectores. Cañete metiendo la pata hasta la ingle porque, faltaría más en un caballero español, una mujer siempre es una dama. ¿Cuándo empezaremos a ver en este país a las mujeres y a los hombres nada más -ni tampoco nada menos- que como personas en el desempeño de una profesión o cargo público? Y Valenciano, para no variar, acogiéndose al discurso del machismo porque ni su partido, ni ella misma, tienen otro clavo al que agarrarse. Sin ánimo de fomentar la abstención, ¿merece la pena ir a votar el próximo domingo?

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