Le leo a un conocido articulista una reflexión sobre los líderes sindicales. Personajes, según él, que viven en un mundo irreal. Una quimera compartida con quienes piensan que la solución a casi seis millones de parados está en destinar ingentes cantidades de dinero procedente del erario para fomentar el empleo público.

Paralelamente, leo noticias sobre la evolución de la economía española en los próximos años. Según un periódico, convertido desde siempre en el Boletín Oficial de la Progresía, "Bruselas augura una recuperación frágil y sin apenas empleo para España". Bruselas es un eufemismo para citar a la Comisión Europea. Los nacionalistas canarios hacen lo mismo con Madrid. Madrid equivale al Gobierno de España, incluido todo el andamiaje del Poder central. Pero estábamos con Europa y la recuperación española. "Bruselas prevé que España crezca un 2,1% en 2015, por encima de la media europea". Así ve la feria otro periódico. ¿A cuál le hacemos caso?

La otra noche hablaba en televisión un experto economista -discúlpenme por no citar su nombre pero no lo recuerdo; no era de los que salen a diario en los medios- sobre la petición de Elena Valenciano, inmersa en la campaña europea, de que la Unión nos dé otros 21.000 millones de euros para fomentar el empleo juvenil. Consideraba el economista opinante que en este país no tenemos derecho a pedir nada más para esa finalidad después de lo que ha ocurrido con los EREs andaluces, los fondos para la formación profesional en Los Madriles y otras mamandurrias en diversos puntos de la geografía patria. Pese a ello, parece que "Bruselas" nos concederá algunos millones adicionales para que la juventud mejor preparada de nuestra historia no sea también la más parada.

Me dice una amiga venezolana -los mejores amigos son aquellos con los que no hablamos todos los días- que ha dejado de ver los telediarios para no acabar idiotizada. A veces comparto su actitud; otras, no. Así me va. Desobediencia de lo razonable que el domingo me permitió ver una noticia sobre las colas kilométricas a la vuelta del "puente de mayo". Entiendo que en Madrid la gente se dislocara porque el 2 de mayo es festivo en esa Comunidad. Pero en el resto de España, ¿a cuenta de qué? Si el jueves es día feriado y el viernes laborable, ¿por qué no se descansa el jueves y se trabaja el viernes? ¿No anunció en su momento el Gobierno de Rajoy que las fiestas "trasladables" pasarían al final o al comienzo de la semana laboral para evitar los puentes? El Primero de Mayo no es movible en el calendario por su propia naturaleza, al igual que otras celebraciones, pero las demás fiestas sí. ¿Cuántas se han trasladado hasta ahora, como se hace en Estados Unidos y en cualquier país con sensatez?

Recomendaba Einstein no hacer siempre lo mismo si se buscan resultados diferentes. Es obvio que algunas cosas no han cambiado, ni van a cambiar, por estos alrededores. Si algún día lo hacen, a lo mejor empiezo a creerme el asunto de la recuperación y otros cuentos infantiles.

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