Mientras Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba –Freddy el químico para los amigos– discutían en Madrid sobre la situación de la patria y el sexo de los ángeles, el Parlamento de Canarias aprobaba el martes solicitar un permiso al Gobierno de España para celebrar la consabida consulta sobre las prospecciones. Decisión que se adoptó –era de esperar– con los votos en contra del PP.

En ningún país del mundo que compre en el exterior más del 99 por ciento del petróleo que consume –en la práctica, casi el cien por cien– se estaría planteando nadie un debate de este tipo. No hay razones económicas para renunciar a los sondeos. No a las extracciones, si fuesen rentables tras los estudios previos. Conviene subrayar esto una y otra vez porque, de momento, no se está hablando de nada más. No hay razones económicas, sino todo lo contrario, insisto, para renunciar de antemano a comprobar si hay algo. Ni tampoco razones ecologistas, de preservación medioambiental y de salvaguarda de la industria turística. Tampoco es la primera vez que se cita el ejemplo de los noruegos. ¿Resulta que ahora son más ecologistas Rivero y sus acólitos de la construcción a mansalva que los nórdicos? Por favor; un respeto a la inteligencia es lo mínimo que se pide. Puestos a ser, también somos más turísticos que los californianos de la soleada costa oeste de los gringos. Como diría el belillo, eso no se lo cree nadie ni jarto de grifa.

Lo más grotesco del asunto no es esta oposición que se fomenta en Canarias para que no se hagan los sondeos. Lo más esperpéntico es que el PP de Valencia y el de Baleares esté en contra de los mismos mientras que sus colegas canarios están a favor. Ese 99 y pico por ciento de la mencionada dependencia del petróleo afecta por igual a las tres comunidades autónomas. La diferencia está en que el PP gobierna tanto en Baleares como en Valencia y aspira a seguir haciéndolo, además con posibilidades reales de conseguirlo. En el Gobierno de Canarias, en cambio, ni está ni se le espera. Al margen de que algunas encuestas que ya circulan por ahí vaticinan desde un ligero descenso hasta un manifiesto descalabro para los populares en este Archipiélago, se barrunta que el PSOE no tiene, a día de hoy, el menor inconveniente en prolongar el pacto durante la siguiente legislatura. Por lo tanto, no existe razón alguna para ponerse exquisitos con la opinión pública. De nuevo los intereses económicos de un país con casi seis millones de parados quedan supeditados a las conveniencias de un puñado de políticos.

Lo demás es pura demagogia. He leído, porque alguien lo ha escrito, que los habitantes de Lanzarote y Fuerteventura corren un serio peligro de morirse de sed si llega a producirse un derrame porque se paralizarían las potabilizadoras. Salvo que ande muy equivocado, las potabilizadoras también se pararían si dejasen de llegar combustibles derivados del petróleo a las centrales eléctricas. Eso sí, los posibles derrames marroquíes no cuentan porque el problema, qué sarcasmo, sólo está a este lado de la mediana.

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