"Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa". Así lo define en su primera acepción la Real Academia Española de la Lengua. Luego hay el poder subliminal, que es el que se ejecuta ladinamente, de forma taimada. Estos poderes, uno y otro, son los que se han aplicado intensamente para destituir a Pedro J. Ramírez de la dirección de EL MUNDO.

Por un lado, el consejo de administración de la editorial cuenta con esa facultad para mandar ejecutar una cosa, y esta cosa ha sido la destitución de su director. Por otro lado, el consejo de ddministración, el empresario, no me cabe duda de que se ha visto presionado desde el poder político para sacar a Pedro J. Ramírez de la dirección de un periódico destacado por su línea de investigación, generalmente respecto de lo actuado por el poder político. Y es que el poder político puede mucho, ya sea por propia decisión o por inducción.

EL MUNDO tiene demostrado su quehacer periodístico. Y su capacidad, por los profesionales con que ha contado, para ejercer el verdadero periodismo: el que investiga y pone al alcance de sus lectores el conocimiento de lo investigado; el que no se inclina ante cualquier poder gobernante. Es a los gobiernos a los que la sociedad, la opinión pública, desea que se les investigue, porque son ellos los que actúan arbitrariamente, henchidos de votos obtenidos en unas elecciones y con unos programas que no iban a cumplir. Y EL MUNDO ha practicado esta investigación y crítica a lo largo de los 25 años en que lo ha dirigido Pedro J., respecto del poder y de cualquier color político. Me abstengo de decir ideario político, porque en llegando al poder, todos pancistas. El "pragmatismo" que implantó Felipe González pasadas las primeras luces de la obtención del poder, de todo poder (ejecutivo, legislativo, judicial), mandó el idealismo político a parar a la ciénaga, a las cloacas en las que, según él, también se defendía el Estado de Derecho.

Y qué del poder financiero, ya sea el estrictamente de tal naturaleza (créditos, intereses, préstamos, condonaciones según qué y a quien) o el inducido vía publicidad y/o subvenciones. Aquí, en nuestra tierra canaria, EL DÍA viene sufriendo tal presión por no avenirse a aplaudir lo que el Gobierno hace. Son variadas las formas de presionar a un medio de comunicación para que no destape ollas podridas; para que sea meloso con quienes ostentan, o detentan, el poder.

No es nuevo lo actuado contra el director de EL MUNDO. En la historia del periodismo se conocen casos de esa presión ejercida sobre el empresario y, por tanto, de éste sobre los periodistas para tratar de no poner en riesgo a la empresa editora. Poderoso caballero es don Dinero.