Lo que que España está haciendo con Canarias clama el cielo, y debía hacer reaccionar a este pueblo y actuar de oficio a la UA y a la ONU. Al feudal y depredador colonialismo español, que saquea y esquilma impunemente nuestros recursos, y que ha supuesto una implacable e impuesta españolización, se une ahora una sutil política de españolizarlo todo (¡hasta el colmo de que han intentado españolizar el clima!), lo que supone un verdadero y auténtico paroxismo españolista, para "recordarnos" en cada momento, en cualquier situación y circunstancia, y a cada hora, que "Canarias es España", o que "Canarias es de España". ¡¡Craso error!!

Sobre todo, por lo que se refiere a ese partido fundamentalista, el PP (nacionalista español), cuyas franquicias en nuestro Archipiélago, sirven de correa de transmisión para la constante y continua españolización de las Islas. Es como si España supiera que ya no puede seguir yendo contra la historia, ni mantener sine die el anacrónico estatus de Canarias; y que ya le queda menos en nuestra tierra, y pretenda seguir tirando de la cuerda hasta que esta se rompa. De ahí, que aprovechen cualquier ocasión para llevar a cabo actos de fervorosa españolidad, tan artificiosa, por otra parte, que causan el efecto contrario y un rotundo rechazo; al menos, entre las filas de los patriotas canarios -¡cada vez más numerosos!- que propugnamos, pacíficamente, el estricto cumplimiento del mandato de Naciones Unidas, con la inaplazable descolonización de Canarias.

El penúltimo y bochornoso episodio de esta naturaleza, se dio el pasado domingo en Las Palmas con motivo de la siempre multitudinaria cabalgata de los Reyes Magos; donde, aparte de las carrozas de siempre, de pronto apareció en el cortejo un enorme vehículo profusamente engalanado con los colores rojo y amarillo y numerosas banderas españolas que, salvo a los colonos españoles y sus hijos que presenciaban el evento, cayó como una bomba fétida entre el pueblo canario que seguía el recorrido habitual, y que no se esperaba en absoluto ese acto chauvinista y claramente españolista, en un acontecimiento tan entrañable. Hubo muchas personas (yo lo presencié) que silbaron el paso del mamotreto, ante el estupor de la gente, que no entendía a qué venía aquella inusitada demostración de rancio, trasnochado y decimonónico españolismo.

Y es, que en el ambiente está que la ocupación española de Canarias toca a su fin; y España lo sabe, y hace lo imposible para mantener la finca y seguir mamando de ella. ¿Nadie repara ya en el hecho gravísimo de que España nos haya desposeído de nuestros propios instrumentos económicos-financieros al haber sido absorbidas nuestras Cajas de Ahorros? O sea, nuestros ahorros y nuestros activos financieros son gestionados fuera de Canarias, sin que nadie haya protestado por tamaña tropelía.

Por lo demás, y aparentemente, todo sigue igual en la colonia, para que nada cambie. En la llamada Pascua Militar celebrada el lunes en Madrid, quedó meridianamente claro que España pretende reforzar al Ejército acantonado en Canarias y dotarlo de más medios, para utilizarlo en operaciones en África continental (el Archipiélago canario es un archipiélago costero africano y, por tanto, es el África insular), con el pretexto del "peligro yihadista".

El PP se opone frontalmente a una reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias: un instrumento colonial puro y duro, impuesto por la Constitución española de 1978; intervencionista e inoperante, que forma parte de la maraña legislativa en la que España nos tiene atrapados, y con el que pretende seguir engañando a la comunidad internacional haciendo creer que el pueblo canario es autónomo. ¡¡Nada más lejos de la realidad!! Canarias no necesita subterfugios de ninguna índole, sino recuperar su ansiada libertad, arrebatada por la fuerza de las armas, y tener capacidad legislativa para promulgar su propia Constitución como un Estado Archipelágico, libre y soberano; y las leyes que correspondan a un país nuevo, sujeto de Derecho Internacional, para su desarrollo y bienestar, sin ninguna tutela ni ataduras.

Por otro lado, el impresentable ese que tenemos como presidente del Gobierno de Canarias, el tal Paulino Rivero, dice ahora que el final de la grave crisis económica por la que atraviesa Canarias, cuyas razones son conocidas, se acabará con la reforma del REF; cuya decisión final, ¡que nadie se olvide!, la tiene Bruselas, dada nuestra eufemística e infame consideración de RUP.

¿Vamos a seguir impasibles?

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