Ha llegado el momento de que el pueblo canario diga basta ante los abusos del colonialismo español y la tiranía de Paulino Rivero. En esta Casa estamos pagando un alto precio por defender el derecho de los canarios a vivir como personas libres, que es lo máximo a lo que puede aspirar un ser humano. El miércoles de esta semana publicamos unas declaraciones del presidente de Nueva Canarias, Román Rodríguez, sobre la persecución que sufrimos desde hace más de dos años por orden de Rivero y sus compinches políticos. No nos gusta Román Rodríguez en su faceta de hombre público, pero como persona, al igual que hacemos con todos los que se dedican a la política, lo consideramos muy digno. Repetimos una vez más que jamás entramos en la faceta personal de nadie; solo en su actividad pública. Y lo que hace públicamente Román Rodríguez nos desagrada, insistimos en ello, porque ejerce de canarión -no olvidemos que su partido se llama en realidad Nueva Canarias-Nueva Gran Canaria- y porque mantiene unas ideas que rayan en un comunismo obsoleto. Aclarado esto, debemos manifestar que estamos muy de acuerdo con el presidente del citado partido cuando se muestra convencido de que EL DÍA ganará la demanda presentada contra el Gobierno de Canarias por la discriminación en el reparto de la publicidad institucional. "No tengo dudas. La van a ganar claramente en los tribunales", ha dicho Román Rodríguez. "Los antecedentes son contundentes en este sentido".

Lo más contundente es ese informe -ya conocido por nuestros lectores- que hemos elaborado sobre la discriminación que estamos sufriendo desde la segunda mitad de 2010, inmediatamente después de que el editor de EL DÍA se negase a ser cómplice de Paulino Rivero en un engaño al pueblo canario. Pretendía el presidente del Gobierno regional que José Rodríguez fuese correa de transmisión de la burda farsa sobre las supuestas aguas canarias; esas que le "concedió" Zapatero a Paulino Rivero para camelarlo como el indígena colonizado que es y conseguir el apoyo de CC en el Congreso de los Diputados. José Rodríguez, que es una persona seria y con una vocación inquebrantable de defender los intereses de Tenerife y de Canarias, se negó a ser un elemento de este tinglado. La osadía del presidente del Ejecutivo regional fue más allá, pues incluso pretendía que este periódico mostrase como un éxito del Gobierno de Canarias la también oferta de Zapatero de invertir 25.000 millones en las Islas. Esa propuesta le pareció a José Rodríguez igual de disparatada, por lo cual igualmente se negó a apoyarla. A día de hoy, de ese dinero no se ha visto un céntimo. Más sabe el diablo por viejo que por diablo.

La reacción del presidente autonómico no se hizo esperar. Vengativo como el mago político que es, arremetió contra EL DÍA en todos los frentes. No solo disminuyendo brutalmente la publicidad institucional que insertaba el Gobierno en las páginas de nuestro diario, sino también sentando a José Rodríguez en el banquillo de los acusados por el "grave" delito de criticar su gestión.

"A Nueva Canarias no le parece aceptable que se discrimine a ningún medio bajo ningún criterio. La discriminación, en todo caso, solo puede ser por lo que representa, por los lectores, pero nunca por otras razones", ha dicho también Román Rodríguez. Nos parece bien, lo reiteramos, pero nos parecería mejor que esa reacción, muy justa y muy lógica, se llevara también al Parlamento de Canarias. Censurando a Rivero por lo que está haciendo enmendaría la grave afrenta que cometieron los diputados autonómicos contra la democracia el día que censuraron a nuestro periódico por haberles afeado que se subieran los sueldos mientras el pueblo pasaba hambre.

Lo que está haciendo Rivero con EL DÍA es muy grave. Ya dirán los tribunales en su momento lo que deban decir. Siempre hemos respetado a la Justicia, tanto cuando sus sentencias nos han sido favorables como cuando no. Sin embargo, muchísimo más grave aún son las tropelías contra el pueblo canario que están cometiendo Paulino Rivero, su señora esposa y todos los secuaces políticos que se creen dueños y señores de estas Islas. Por eso hemos iniciado este comentario diciendo que ha llegado el momento de que el pueblo canario diga basta.

Ya está bien de tanto colonialismo español y de tanto consentimiento por parte de un nacionalismo políticamente bolsillero. Canarias no puede continuar siendo la Europa ultraperiférica y la finca ultramarina de los españoles. Canarias debe ser la tierra de los canarios de una vez y para siempre.