Como canario y africanista, todo lo que ocurre en nuestro continente me interesa sobremanera, al tiempo que me preocupa enormemente. Por ello, ya he escrito en diversas ocasiones sobre África: una serie de seis artículos con el título monográfico de "África, más allá de estereotipos"; y otros tres donde abordaba el crucial control del agua en el continente africano, la agricultura como el gran desafío y las continuas hambrunas en diversos países del África Subsahariana, que los amables lectores que lo deseen podrán ver en internet, ya que están colgados en la red.

Y porque África está presente en mi memoria, hoy, años más tarde, cuando todo sigue casi igual o peor, vuelvo a escribir sobre el cercano continente y, específicamente, sobre cómo el Sahel se ha convertido en un auténtico polvorín con las guerras en el desierto; sucesos que podrían afectar a la seguridad de esta parte de África Occidental. Téngase en cuenta que el pasado 22 de marzo un golpe de Estado derrocó al presidente de Malí, Amadú Tumani Turé, en una acción de las fuerzas armadas que se enfrentaban en el norte del país a la revolución tuareg del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA). El caso fue que la nueva Junta Militar no pudo hacer frente al conflicto, y el día 6 de abril, después de conquistar las ciudades de Gao y Tomboctú, el MNLA, con el apoyo de organizaciones salafistas (Ançar Din Al Qaeda en el Magreb Islámico), bien pertrechadas gracias a la guerra de Libia, proclamó unilateralmente la independencia de Azawad.

Para Mourice Freund, que en 1996 fundó Point Afrique, uno de los operadores que ofrecía visitas al Sahel, "jamás hubiera imaginado que un puñado de locos furiosos inspirados por las revueltas de los años noventa en Argelia lograrían transformar la zona saharo-saheliana en el lejano Oeste, asustar a las poblaciones locales y reducirlas a la miseria". Denuncia también Freund los niños de quince años con kalashnikovs imponiendo la ley en Gao. Es importante resaltar que Point Afrique tuvo que retirarse de la región tras el asesinato, en 2010, de turistas franceses en Mauritania y la toma de rehenes de empleados de la empresa francesa Areva (líder en el sector de la energía nuclear) en el norte de Nigeria, en la primavera de 2011.

El turismo, la única actividad económica del Sahel, está inactivo. Además, que es lo más preocupante, en los últimos meses, el regreso de Libia de miles de soldados -en su mayoría tuaregs-, la proliferación de armas y la explosión del tráfico de cocaína han terminado de propagar una guerra larvada tanto en el sur de Argelia como en el norte de Malí y el norte de Nigeria, así como en una parte de Mauritania. Este peligroso conflicto, según relata el periodista Philippe Leymarie en el periódico francés Le Monde Diplomatique, se desarrolla en un medio ambiente desértico, hostil y vasto, con un enemigo invisible y multiforme, en interminables extensiones sin fronteras ni Estado, con efectivos militares limitados, beduinos mitad soldados mitad pastores, entre Alá, teléfonos portátiles e internet.

La revuelta de los "hombres azules" comenzó el 17 de enero de este año, con un sangriento ataque a Menada, en el norte de Malí, seguido de varias semanas de acciones victoriosas contra destacamentos del ejército maliense, como la toma de la base Tessalit, el 11 de marzo. El MNLA, nacido en 2011 de la fusión del Movimiento Nacional de Azawad (MNA) y el Movimiento Tuareg del Norte de Malí (MTNM), agrupa a más de un millar de combatientes, entre los que se encuentran cuatrocientos exsoldados del asesinado presidente libio Muamar el Gadafi. Retomando las rebeliones tuaregs de 1963, 1990 y 2006, el MNLA ha proclamado la independencia de Azawad, o sea, tres regiones del norte, Tomboctú, Gao y Kidal, es decir, más de 800.000 km2 y un 65% del territorio malí (casi el doble de la superficie de España), pero solo una décima parte de la población del país, estimada en unos catorce millones de personas repartidas en trece "círculos" (reagrupamiento de municipios). (Léase Robín Poulton: "Vers la réintegration des Tuaregs du Malí", Le Monde Diplomatique, París, noviembre de 1996). Según ha señalado Maahmond Ag Aghaly, presidente de la oficina política del MNLA, "ya en 1975 los tuaregs les habían explicado a los colonizadores franceses que no querían ser integrados en la República de Malí. Y desde hace treinta años se dialoga con el Gobierno, se firman acuerdos sin ningún resultado" (Jeune Afrique, Paris, 21 de febrero de 2012).

Los independentistas consideran que el Estado tiene abandonado el norte de Malí; algo que reconocía el mismo expresidente Amadú Tumani Turé: "En el norte de Malí no hay carreteras, centros de salud, escuelas, pozos, estructuras básicas para la vida cotidiana. De hecho, no hay nada. Un joven de esa región no tiene ninguna posibilidad de casarse o de triunfar, salvo tal vez si roba un coche para unirse a los contrabandistas" (El Watan, Argel, 4 de abril de 2009). Los tuaregs se oponen frontalmente a que se alegue el principio de intangibilidad de las fronteras, argumentando que dicho principio ya ha sido sujeto de numerosas excepciones: Eritrea, Mayotte, Somalia, Sudán del Sur etcétera. Aunque el gran problema de Malí es que, inclusive en tiempos de paz, el pequeño ejército de Bamako es incapaz de controlar los 900 km de frontera con Mauritania y los 1.200 km con Argelia. Hace cincuenta años que existe el problema del norte de Malí ("Le débat africain", RFI, 26 de febrero de 2012), y la franja saharo-saheliana sigue siendo incontrolable, porque los combatientes, traficantes o comerciantes surcan una región tan grande como Europa burlándose de las fronteras.

Constituido en Tamanrasset en 2010, el Comité Operacional Conjunto padece la falta de consenso entre los vecinos del Sahara. En estrecha relación con los instructores del Comando de Operaciones Especiales francés (COS), Mauritania promueve la "seguridad total"; Malí defiende un desarrollo a largo plazo capaz de agotar los frentes de reclutamiento de los movimientos tuaregs o de los katibas de AQMI. Pero para Bamako Argelia es tanto la causa como el remedio a la inseguridad ligada al terrorismo. El antiguo Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), rebautizado AQMI en 2007, tiene de hecho su origen en los Grupos Islamistas Armados (GIA) argelinos, con la particularidad de que el norte de Malí, donde estarían refugiados los secuestradores de AQMI, es de hecho una especie de excrecencia argelina; y así, Gao, Tessalit y Kidal son como la última "wilaya" de ese país. No se olvide que Malí apoyó la revolución argelina y miembros del Ejército de Liberación Nacional (ALN) se alojaban en la región de Gao y Tomboctú.

Aunque el incendio en el norte de Malí amenaza a toda la región, la tendencia a mezclar el irredentismo con el terrorismo o la criminalidad contribuye a la confusión (véase Antonin Tisseron, "Géopolitique du Sahara", Hérodote, nº 142, París, tercer trimestre de 2011). Además, la eliminación en octubre de 2011 del coronel Muamar el Gadafi, quien se creía un rey del Sahara o del Sahel (en 1998, Gadafi había creado de la nada en Trípoli una Comunidad de los Estados Saharo-sahelianos, CENSAD, algo parecido a una Unión Africana bis), dejó a AQMI sin uno de sus enemigos más acérrimos y le permitió aumentar su "stock" de armamentos. Para el presidente de Nigeria, Mahamadou Issoufou, la rebelión tuareg sería de esta manera un "daño colateral de la crisis libia" (ver Le Monde, París, 15 de febrero pasado). Por su parte, el MNLA niega hacer causa común con AQMI y declara que "los actos del AQMI contaminan nuestro territorio y han perdurado a causa de las autoridades de Bamako. Nosotros le decimos a la comunidad internacional: otórguennos la independencia y será el fin de AQMI en Malí".

Estas declaraciones no han dejado de tener repercusión en Francia, tradicional padrino político de la subregión, que sigue estando en el punto de mira de AQMI por los mismos motivos que hace dos años: presencia militar en Afganistán, diplomacia proisraelí, control del uranio nigeriano, ataques de comandos para liberar rehenes retenidos en Nigeria... Aparte de que los consejos paternalistas del que fuera ministro de Asuntos Exteriores francés Alain Juppe no fueron bienvenidos, al provenir de un Estado que en 2011 contribuyó a hacer estallar el volcán libio y que ahora alienta a los Estados de la región a "organizarse mejor".

Por su parte, Estados Unidos, para quien el Sahara constituye un frente de "la guerra contra el terrorismo", despliega sus fuerzas especiales, aunque tropieza con el veto de Argelia, que impide a la Fuerza Aérea estadounidense sobrevolar su territorio; y con la desconfianza añadida del conjunto de los países vecinos del Sahara, que temen que una presencia norteamericana muy llamativa avive el fuego, como ocurriera en Afganistán.

La región del Sahel se ha convertido, pues, en un polvorín de consecuencias imprevisibles. Para todos, el riesgo es el contagio, la balcanización del Sahel. Con el agravante de que centenares de miembros de la secta islamista Boko Haram estarían refugiados en Níger y en el Chad; y los milicianos islamistas "shebab", en Somalia, enemigos de los ejércitos keniata y etiope, podrían dispersarse por el Sahel. Así, el Movimiento por la Justicia y la Igualdad de Gibril Ibrahim está tentado de volver a tomar las armas en Darfur. Y en el norte de África Central, el "general" Babá Larddé, a la cabeza de un Frente Popular para la Recuperación, pretende derrocar al presidente chadí Idris Deby Itno y hace un llamamiento para una gran alianza entre tuaregs, AQMI, el Frente Polisario, etcétera. ¿No son todos estos movimientos prebélicos muy preocupantes para toda esta zona geopolítica del planeta, donde está inmersa Canarias?

Para colmo, durante todo este tiempo, Argelia, Níger, Mauritania y Burkina Faso (antes Alto Volta) han visto llegar de Malí a doscientos mil refugiados que huyen de los combates en el norte, mientras que el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas estima que, en el contexto actual de sequía y hambruna, entre cinco y siete millones de habitantes del Sahel estarían necesitando una ayuda inmediata.

¡¡Es la eterna tragedia de África, ahora neocolonizada y sobrexplotada por las grandes potencias!!

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