Hagamos algunas cuentas. La Dirección General de Tráfico estima que durante este puente -el asueto del 1 de mayo- se producirán seis millones y medio de desplazamientos en coche. Considerando que quien primero va luego tiene que volver, esos 6,5 millones de movimientos suponen que 3.250.000 vehículos han salido de viaje estos días, ya sea al pueblo de al lado para ver a los abuelos, a la costa para solearse un poco o a las postrimerías de la Feria de abril, que ayer cerró sus puertas. Después hablamos de Andalucía y también de Canarias; ahora sigamos con las salidas en coche.

Cabe pensar que en cada uno de esos vehículos van por lo menos dos personas. A como está el precio de la gasolina y otros elementos de automoción -un coche no gasta solo combustible-, hasta suicida me parece que alguien haga un recorrido de 500, 700 ó incluso 1.000 kilómetros en viaje de ida y vuelta él solito. A dos personas por coche -acaso tres, pero dejémoslo en dos-, una simple multiplicación indica que entre seis y siete millones de españoles se han echado a la carretera para disfrutar de un merecido descanso estos días, habida cuenta de que ha pasado muchísimo tiempo desde que disfrutaron sus vacaciones de Semana Santa. Si al Rey se le afeó, y con razón, que se ausentara del país para tirotear a elefantes con la que estaba cayendo, ¿qué decir de esos millones de españolitos que han hecho lo mismo estos días? Porque la situación de la "patria" no ha mejorado mucho desde entonces. Más bien lo contrario; cuando el Rey se fue de picos pardos a Botsuana todavía no conocíamos el nuevo récord absoluto -o histórico, como se dice ahora- del desempleo que nos entierra bajo una losa de plomo. Salvo, por supuesto, que la condición de plebeyo confiera más prerrogativas que poseer sangre azul.

Se quejan los empresarios turísticos -hoteleros, restauradores, agentes de viajes, etcétera- de que durante estos días apenas conseguirán dos tercios del volumen de negocio habitual en años anteriores. La ocupación de hoteles y otros alojamientos será algo superior al 60 por ciento, pero nada más. Desde su punto de vista, tienen razón; si todos nos quedamos en casa, cierran muchas de estas empresas de ocio y añadimos dígitos a ese mencionado, y nada edificante, récord de desempleo. El error está en haber configurado una economía que se sustenta en la pandereta, en las ferias y en los saraos, pero no en las fábricas.

Se preguntaba alguien estos días si es de sentido común que una región como Andalucía, con todos los elementos para ser la California de Europa -una costa soleada y envidiable, universidades de gran prestigio y una industria aeronáutica puntera entre otros activos- esté lastrada con 1,3 millones de parados. Simultáneamente, Canarias, que de la misma forma podría ser el Hawai europeo, tiene a 362.000 personas brazo sobre brazo, pese a que la distancia que separa a Canarias de Europa, de España para ser precisos, es un tercio de la que media entre el paradisíaco archipiélago del Pacífico y las costas americanas. No; realmente ninguno de ambos casos contiene un solo gramo de sentido común, pero de los "porqués" habrá que escribir otro día. El folio de hoy no da para más.

rpeyt@yahoo.es