DE BARBARIDAD en barbaridad y cada día peor, acaba de anunciar el torpe político Paulino Rivero que el Gobierno de Canarias creará un impuesto sobre el petróleo que posiblemente haya en las proximidades de Canarias para forzar al Gobierno de España a ir al Tribunal Constitucional. Qué disparate. Cuánto se deben estar riendo en Madrid de los canarios por culta de este imbécil político. Esas aguas no son de Canarias; son españolas. Hasta las doce millas de mar territorial que rodean cada isla son españolas. Canarias carece de cualquier derecho mientras sea una colonia. Además, más allá de esas doce millas empieza la zona económica exclusiva de Marruecos.

¿Qué es eso de que el Ejecutivo canario forzará un impuesto sobre el petróleo? El Gobierno de Canarias, lo repetimos, no puede forzar nada porque ahí quien manda es la metrópolis. Este hombre tiene que desaparecer cuanto antes del escenario político canario; tiene que desaparecer incluso físicamente y esconderse, junto con la señora Mena y otros compinches políticos, donde nadie pueda encontrarlo. Cada día nos desayunamos, los que todavía podemos hacerlo, que cada vez somos menos, con una noticia sobre la malísima situación económica y social que se vive en estas Islas. ¿Y qué hace Rivero? Fomentar un enfrentamiento con Soria, es decir, con un ministro del Gobierno de España y por lo tanto con España, en el que tiene todas las de perder porque Canarias es un territorio colonialmente sojuzgado y, en consecuencia, sometido a los dictados de Madrid. Pierde el tiempo miserablemente este torpe político. Lo que debe hacer, lo que debería haber hecho hace mucho tiempo, es dar un puñetazo sobre la mesa y exigir la independencia. No ha tomado esa decisión porque es un cobarde y un traidor político que ha engañado, al igual que lo han hecho la mayoría de los miembros de CC salvo unos pocos que siempre salvamos, al pueblo de un Archipiélago que puso en sus manos, mediante los votos en las urnas, la tarea de devolverle una libertad que les fue robada sangrientamente a sus antepasados hace casi seis siglos.

El daño que le ha hecho Paulino Rivero a Canarias es irreparable. Ni con todo el petróleo del mundo se podría reparar. Un daño en el que incluimos el tema de México. ¿Cuándo se inician o reinician las investigaciones diplomáticas, judiciales y policiales sobre México? Recordamos que este problema no se ha resuelto con una condena contra EL DÍA dictada en menos de 24 horas. Y ya que hablamos de asuntos judiciales, sigue bailando por ahí alguno que otro de los cuatro godos de la prensa. Dos de ellos, el bembón y el traidor, pasaron por esta casa y se portaron muy mal. El vanidoso que se tiñe sigue escribiendo lo que nadie lee porque es otro inepto que dejó arruinada a su antigua empresa. El cuarto, un individuo junto al que no puede aguantar nadie porque desprende un olor fétido, va por ahí diciendo barbaridades del editor de este periódico. Si la envidia fuese tiña, habría muchos tiñosos y no solo el vanidoso. Por si fuera poco, a este cuarteto se ha unido un quinto individuo que no es godo pero sí canarión, conocido como el pájaro tatarita de Las Palmas. Con estos bueyes ya sabemos que el juicio del viernes lo tenemos perdido de antemano. No nos extrañaría que la sentencia ya estuviese medio redactada.

No se puede seguir engañando a los canarios mientras un Apocalipsis increíble e impensable hace unos años se ha apoderado de las Islas por culpa de Rivero y su esposa. El presidente no dice sino babiecadas. Con su actitud políticamente despótica se está riendo de los hambrientos y de los que se mueren en las listas de espera; riéndose, aunque ponga cara de personaje. Él no es ningún personaje, ni por estatura física ni por nivel mental. ¿Por qué tenemos que aguantar a esta porquería política y a su gobierno de cómicos? Qué risa nos causan cuando los vemos entrar en una obra adornados con el casco blanco, como si estuviesen acudiendo a un lugar de gran peligro. Para eso sí son cumplidores de las normas. Cínicos.

Cuando se celebre el congreso de CC no vale la refundación con estos mismos perros aunque con distintos collares. La refundación pasa por expulsar, de momento, a Paulino Rivero, a su esposa, a Ana Oramas, a Melchior, a Barragán y a los Ríos. Expulsarlos para extirpar todas las células cancerosas del nacionalismo canario. Excluimos a algunos alcaldes, como Fernando Clavijo, que se han distanciado de EL DÍA por la presión tiranicida de Paulino Rivero y su esposa.