YA, POR FIN, tenemos Ejecutivo y casi podemos adaptar el conocido refrán de "año nuevo, vida nueva" aplicado al caso, porque el nuevo año está a la vuelta de la esquina. Nos parece mentira a los españoles-godos y hasta a los canarios colonizados que el nefasto don José Luis Rodríguez Zapatero haya dejado de desgobernar este país, aunque ha tenido una despedida caballerosa, que algo es algo pese a la desastrosa herencia que tenemos que soportar y de la que ya se vislumbra que va a quedar para el olvido.

Mariano Rajoy, el nuevo presidente del Gobierno, parece que mira bien donde pisa y, de momento, va cayendo bien excepto en lo que respecta al tal Amaiur, un estrafalario partido de nombre más estrafalario aún, que dicen que tiene sus días contados porque el vencedor PP no lo puede ver ni en pinta. Pero, mira por dónde, la nociva antipatía que el Partido Popular tiene por el tal Amaiur va a perjudicar, de pasada, a los llamados nacionalistas canarios, que de nacionalistas solo tienen el nombre y han ido a parar al grupo mixto en el Congreso de los Diputados y con solo dos diputados, del partido de don Román, que por aquí nadie conoce. Y da la casualidad de que Amaiur, que nadie explica si es del centro o de los extremos, tiene seis diputados que anularán al par de CC-NC, que ahora busca desesperadamente conseguir cargos en las comisiones, que son pocas.

Como se sabe, porque lo han publicado los medios de difusión, Coalición Canaria-NC se abstuvo en la votación para elegir a Rajoy, y esto ha sido calificado como un desaire por el PP, ya que Rajoy había prometido a la autollamada "quícara", Ana Oramas, uno de los dos diputados de CC, una reforma del Régimen Económico-Fiscal canario y bonificaciones en las tasas aéreas.

Todavía no se ha notado, porque la legislatura está empezando, pero ni a Rajoy le ha sentado bien, ni mucho menos al PP, la abstención de CC, solo dos votos porque no tiene más. Y, naturalmente, las consecuencias se notarán más pronto que tarde, porque todavía estos nacionalistas de pacotilla no se han percatado de que los que ahora mandan en España y en la colonia son Mariano Rajoy, José Manuel Soria y el Partido Popular, cuyo destacado miembro, el diputado del Parlamento de Canarias Miguel Cabrera acaba de salir a la prensa para manifestar que intuye la pronta derogación de la Ley de las Aguas de Canarias, decretada por el Gobierno Zapatero, que, afirma el diputado, es un disparate.

Es la primera vez que, tras las elecciones del 20N, sale a la palestra política este destacado miembro del PP, pero estoy seguro de que lo hará más veces, causando preocupación al presidente Paulino Rivero, que no se sentirá seguro en su cargo cuando es el Partido Popular el que, desde el miércoles pasado, gobierna en España y bienvenido sea, que ya está bien tras dos desastrosas legislaturas del Partido Socialista, quizás las peores de los últimos años en la historia de este país.