HOY voy a escribir con permiso de mis lectores un artículo en recuerdo de mi hermano, fallecido en Las Palmas el 4 de octubre de 2011, con 72 años. José Antonio Santos Miñón, que el sábado 17 de este mes, en la parroquia Beato José de Anchieta, situada en la calle Elías Ramos González, nº 8 (Residencial Anaga), a las 19:30 tendrá una misa en su memoria. Era el que me seguía en edad; yo le llevaba tres años. Natural de El Ferrol, antes llamado del Caudillo por haber nacido allí Francisco Franco, nació el 8 de mayo de 1939, creo recordar que accidentalmente, pues nuestro padre, militar, estaba en plena guerra civil, y nuestra madre, conmigo pequeño de 2 o 3 años, lo seguía a distancia. Como teníamos familia en Ferrol, pues allí nació nuestro padre, José Santos Valencia, que fue en su día general de Ingenieros de Canarias. Al sentir mi madre que iba a dar a luz, allí se fue. Mi padre lo conoció un cierto tiempo después, cuando le pudieron dar permiso. Con pocos meses mi madre se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria, donde habían nacido y estaban sus padres, mi abuela Lucía O''Bourke, nacida en La Habana, y mi abuelo Faustino Miñón, nacido en Barcelona, pero de origen aragonés, teniente coronel de Artillería e ingeniero industrial.

Cuando terminó la guerra, mi padre se incorporó a Las Palmas al Batallón de Ingenieros que estaba en La Isleta. Éramos cinco hermanos, tres chicos y dos chicas, vivíamos en la calle Pedro de Vera, paralela a León y Castillo, nos educamos los chicos con los Padres Jesuitas y las chicas con las Dominicas. De nuestra juventud recuerdo que los juegos de los chicos eran o jugar a la pelota o pelearnos con otros chicos de los alrededores, ¡nada de ordenadores ni aparatos electrónicos, a lo sumo una pelota de trapo! Íbamos mucho a la playa de Las Alcaravaneras. Allí, José Antonio cogió una enfermedad pulmonar que lo tuvo un año en cama, haciéndole perder un año escolar; de ahí que después coincidiera con el tercero de los hermanos: Jaime. En el año 1950 se creó el Regimiento de Ingenieros en La Cuesta (Tenerife), y allí se trasladó nuestro padre con toda la familia, terminamos los estudios de bachillerato en San Ildefonso, yo creo que era de la 5ª Promoción, y por tanto mis hermanos de la 9ª. Las chicas continuaron su formación en el Viera y Clavijo, que entonces daba gloria verlo, con las monjas asuncionistas.

José Antonio estudió Derecho en la Universidad de La Laguna, hizo oposiciones al Cabildo de Las Palmas de Gran Canaria, que aprobó, y allí comenzó a trabajar; se casó con Matilde Cossío y tuvieron dos hijos, José Antonio, piloto comercial, y Juan Gabriel, licenciado en Educación Física y ahora policía nacional. Vivió en Las Palmas, en Mesa y López, donde también tenía su despacho de abogado. El currículo laboral de mi hermano fue el siguiente: jefe de la Secretaría General de la Junta Interprovincial de Arbitrios de Canarias, jefe de los Servicios Jurídicos de la Junta de Canarias, jefe de los Servicios de la Dirección General de Protección al Menor, letrado conciliador, terminando como jefe de los Servicios Jurídicos del Servicio de Formación y Empleo, donde se jubiló a los 70 años. Pronto entró en política, no recuerdo la fecha, participando en varios movimientos antes de la legalización de los partidos políticos, incorporándose en el segundo trimestre de 1977 a la UCD de Adolfo Suárez, partido en el que a finales de 1978 fue elegido secretario provincial, cargo que desempeñó hasta 1982.

En agosto del mismo año, se incorporó al recién nacido CDS, dándose de baja en UCD, siendo elegido en 1984 presidente del CDS, cargo que desempeñó hasta finales de 1989, momento en el que, a pesar de haber ganado las elecciones internas, cedió la Presidencia a Lorenzo Olarte ante las recomendaciones que se le hicieron desde los órganos centrales del partido. Recordar que en aquella ocasión Lorenzo Olarte fue posteriormente elegido presidente de la Junta de Canarias. En 1992 se produce el cambio del CDS al CCI, luego rectificado a CCN, a lo que se opuso José Antonio por su tinte nacionalista, para él injustificable e inexistente en Canarias, y la ruptura que suponía con su partido político anterior, continuando en el CDS a pesar de las numerosas presiones recibidas.

En su trayectoria política dejo suficientemente acreditado su carácter de centro, progresista y reformista, caracterizándose por su dedicación a incrementar las afiliaciones conscientes y estar próximo a las bases, solventando sus problemas y resolviendo sus dudas, razón por la que contactó con infinidad de personas de todos los municipios de las Islas, especialmente Gran Canaria, con los que mantuvo magníficas relaciones. Cuando se extinguió el CDS permaneció un cierto tiempo dedicado a su labor de funcionario y a su despacho de abogado, donde favoreció a cuantas personas pudo, llegando incluso a avalar con su firma a una compañera a crear una empresa, que al fracasar le supuso estar pagando durante muchos años una importante cantidad, con perjuicio de su familia. Hubo un momento que, después de un Congreso del PP en que se declararon partido de centro, intentó volver a la vida política, pero por motivos que ignoro aquello no fructificó.

Su currículo político fue el siguiente: secretario general de UCD de la provincia de Las Palmas, miembro del CDS y presidente del mismo, diputado nacional en la III y IV Legislaturas, candidato en las elecciones de 1993, 2000 y 2004. Sus excompañeros del partido destacan su carácter dialogante, afable y cordial, que le llevó siempre a procurar la unidad. Era una persona que no veía al oponente político como un enemigo, sino como un discrepante; siempre supo guardar las formas y nunca se dejó vencer si había argumentos para continuar la lucha. Tuvo un gran sentido del compañerismo y su sentido de la responsabilidad le hizo conseguir una posición destacada dentro de la militancia. Siempre demostró mucha disposición y seriedad a la hora de tratar cualquier asunto, defendiendo el diálogo y la tolerancia como buen centrista, lo que le ganó el aprecio de todos los que le conocieron y trabajaron con él. Era un hombre íntegro, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. La coherencia de sus decisiones en política, la seriedad y temple de su carácter y, al mismo tiempo, su apariencia bonachona (que coincidía con la realidad) son aspectos en los que todos coinciden al recordarlo. Era un buen cristiano. Descanse en paz.