1.- Estamos asistiendo a los estertores de Coalición Canaria. Muchas veces ha estado este partido a punto de desaparecer. La principal razón es que CC es, fundamentalmente, una sociedad mercantil, no un partido político clásico. El pavor de Rivero a tener que dejar la presidencia ha provocado pactos antinatura y componendas tan absurdas y poco duraderas como hacer alcalde de Santa Cruz, de facto, al socialista JulioPérez; humillar al equipo de MiguelZerolo; montar un lío en el Cabildo tinerfeño, aumentado por la cabezonería de Melchior de no hablar con Alarcó para formar un pacto estable e ideológicamente más próximo que con el PSOE; el follón de La Palma, donde los nacionalistas se han quedado sin gobernar y el PSOE ha expulsado a los concejales díscolos de Santa Cruz y de Los Llanos; lo que ha ocurrido y lo que puede ocurrir en El Hierro, en donde AHI ya se considera prácticamente fuera de CC. Y todo esto porque Rivero quiere seguir en la presidencia del Gobierno, en vez de cedérsela a Soria, que le ganó, y porque los diputados nacionalistas al Congreso, que ahora son AnaOramas y FernandoRíos, tienen que seguir apoyando al PSOE en sus disparatadas propuestas, a cambio del favorcito canario. Qué patético. Nadie va a poder olvidar.

2.- A lo mejor, después de lo vivido en estos días, después de la tremenda soberbia nacionalista, casi nadie va a querer votarlos más. En las generales se augura su descalabro absoluto. Es probable que no consigan ningún parlamentario nacional y probablemente muy pocos senadores. CC ha llegado demasiado lejos y lleva traicionando a su electorado mucho tiempo, sobre todo con su falta de ideología, y como consecuencia de ella, con su falta de escrúpulos. Y este proyecto, del que se debe echar fuera cuanto antes el PNC, que es paradigma de la honradez, se acabará aquí.

3.- Muy tocados quedan los líderes de CC. Queda tocado Melchior, y mucho más si alguien se decide a publicar el famoso discurso, todavía inédito, de TitaDíaz; queda tocado Bermúdez, al que no van a dejar gobernar; queda tocado , que extrañamente se está llenando de soberbia cuando por su procedencia humilde y su carácter afable tenía que haber tomado otro rumbo. Un presidente que, al menos en eso que llaman in vigilando, tenía que haber velado por la pureza absoluta del extraño, enrevesado e injusto concurso de las emisoras de radio. Que será un lunar negrísimo en su mandato, si el Gobierno no anula este proceso, como ha pedido el Partido Socialista. ¿Con la boca chica?

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