Esta crisis nos está enseñando muchas cosas. Lo malo es que hay sectores en la sociedad que son malos estudiantes y no quieren aprenderlas, y, cuando un estudiante no quiere aprender, ya le puedes poner los mejores profesores y los medios más avanzados de aprendizaje que no hay nada que hacer. Eso le está sucediendo a nuestra clase política, que no quiere aprender de la crisis y dar marcha atrás en muchas cosas que no son necesarias para el país y que agrandan, de una forma muy sustanciosa, el gasto público.

A ningún líder político le he oído decir que sería necesario reducir los puestos políticos: menos diputados, menos concejales, menos ayuntamientos; suprimir el Senado, que es una cámara muerta y que no aporta nada. Suprimir las diputaciones provinciales, que son una estructura que duplica la labor de las consejerías autonómicas.

Coordinar servicios entre las autonomías (si es que tenemos que cargar con ellas). Esto por lo que se refiere a los puestos ocupados directamente por los políticos. Pero parece que no están dispuestos a suprimir ninguno. Y con esta macromáquina no hay economía que aguante.

En el orden de los servicios: unificar los tres o cuatro cuerpos de policía que tienen las autonomías, formando una sola entidad, manteniendo las especificaciones propias. Se ahorraría mucho dinero y se ganaría en eficacia. Privatizar las televisiones autonómicas, ya que son innecesarias y además todas tienen déficit. Suprimir todas las empresas públicas cuya labor la puedan realizar los funcionarios existentes. Pensar muy bien la necesidad y oportunidad de las obras públicas, pues hay muchas que no son necesarias.

El pueblo no debe renunciar a la democracia que unos pocos nos quieren secuestrar. En la democracia es el pueblo soberano el que dice cómo quiere ser gobernado; no solamente escoger unos nombres de unas listas cerradas. Los buenos gobernantes serían aquellos que sintonizaran con el pueblo y ejecutaran los deseos del pueblo, cosa que no hacen. Debemos obligar a los políticos a gobernar para el pueblo, con las estructuras necesarias, pero sin montar una máquina innecesaria que a los únicos que favorece es a ellos. Yo animo a los ciudadanos a manifestarse por los medios a nuestro alcance y corregirles la plana a esta forma de gobernar tan costosa, llena de privilegios y de cargos innecesarios. Es necesaria una reforma de mentalidades y hay que gobernar de otra forma. Hemos caído en una dictadura formal.

Juan Rosales Jurado

Nuevos acontecimientos políticos

Muy señor mío:

Nuevos acontecimientos políticos se van a producir sin pausa ni tregua. La hecatombe sufrida por el partido gobernante el domingo 22 de mayo hará que su principal responsable, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, sea sacrificado por los que hasta entonces eran sus valedores. Y el partido que se proclamaba heredero de la II República (Éibar-Guipúzcoa, 14 de abril de 1931 - 1 de abril de 1939) no supo convertirse en una socialdemocracia de corte europeo. Ahora, Unión Progreso y Democracia, de Rosa Díez, ya tiene un gran caladero de votos de ese error fatal. Y puede pasar como al desaparecido Partido Socialista Italiano de Bettino Craxi.

Al auditar el PP ganador tanto las autonomías como los ayuntamientos, las sorpresas abundarán, como pasó ya en Barcelona con CiU y el tripartito cesante. Pero la bomba puede estar en lo que se ha ocultado hasta ahora del asesinato de doscientas personas en los cuatro trenes de cercanías de Madrid (11 de marzo de 2004). Desaparición de los restos, pruebas falsas, explosivos que no incriminaran a ETA, ya en negociaciones secretas con políticos socialistas, y que han supuesto su desembarco masivo en el País Vasco y Navarra. La gran y venenosa serpiente ya ha empezado a devorar a sus acólitos. Al controlar la Hacienda vasca, una nueva corriente emigratoria y desinversión industrial es previsible. Todo ello gracias a ZP.

José Luis Montesinos Sánchez-Real