ÍBAMOS a decir que nos sorprende, pero no; en realidad no nos causa sorpresa alguna que determinado exalcalde, destacado protagonista de aquel desastroso asunto de las torres eléctricas de Vilaflor, haya por fin encallado en un partido político que destaca por su odio al progreso de Tenerife. Aprovechamos para recordar que gracias a la actuación de este político y de otros amigos de aventura, entre ellos el director de una emisora de televisión enfadado porque le negaron una subvención para una machangada, el tendido eléctrico no se realizó a través de un monte con torres ecológicas camufladas e imposibles de ver a cierta distancia, como se hace en cualquier país del mundo. Hoy ese tendido de alta tensión discurre junto uno de los tramos más transitados de la, a su vez, autopista con más tráfico de la Isla. ¡Qué bonito! ¡Qué gran imagen para esos cinco millones de turistas que nos visitan cada año! Pero exalcalde se salió con la suya. Y ahora se apunta a una formación de enemigos de Tenerife; un partido en el que se refugian algunos individuos que se han permitido difamar y calumniar a EL DÍA y a su editor. A esos personajes no los persigue la Justicia. Todo lo contrario a lo que ocurre con esta Casa. ¿Y cuál es nuestro gran delito? Pues, simplemente, pedir la libertad de Canarias; una aspiración noble, casi divina, pero merecedora, por increíble que nos parezca, de despertar el celo de jueces y fiscales.

Ya que estamos con este tema, consideramos que es hora de que la Justicia recapacite y absuelva a José Rodríguez de las injustas condenas que ha sufrido y que, en el mismo sentido, se archiven los igualmente injustos procesos abiertos en contra suya. Decimos esto porque al margen de lo que estamos sufriendo, siguen apareciendo en los medios de comunicación, incluso en importantes periódicos editados en Madrid, noticias que hablan de confabulaciones contra políticos y sus partidos. De nuevo aparece el nombre de un digital confeccionado en la tercera isla, así como el de un chulón capicúa que no respeta la dignidad de las personas decentes. Ya veremos en qué acaba esto. De momento, el chulón capicúa está dejando muy mal a una personalidad de la Judicatura.

Alguien nos ha dicho que EL DÍA es demasiado agresivo en sus comentarios. Confesamos que alguna vez lo somos porque nuestro principal afán es evitarle daños a la Isla y, a la vez, conseguir lo mejor para los tinerfeños y los canarios. Tenemos la obligación de ser agresivos para que los políticos y dirigentes recapaciten y no sigan cometiendo tropelías contra el pueblo. Un pueblo al que nosotros estamos obligado a despertar de la narcosis en la que lo tienen sumido los españoles para seguir dominándolo y expoliando impunemente sus recursos. Por eso nos persiguen algunos medios y, lo que es peor, algunas instituciones de la Metrópoli o afines a ella. Vano intento de acallarnos, lo hemos dicho en muchas ocasiones y lo repetimos ahora, porque no cejaremos en nuestro cometido hasta que esta tierra recupere la libertad que les robaron a los guanches.

En EL DÍA somos muy objetivos. Estamos obligados a serlo. ¿Obramos mal cuando denunciamos, entre otras tropelías, que se han equivocado quienes han metido a Juan Carlos Alemán en la Audiencia de Cuentas de Canarias? Una indignidad política más de las muchas que ha cometido el Parlamento. Institución que, como tal, nos merece el máximo respecto, pero a cuyos miembros debemos reprobar con más contundencia con la que ellos, ignominiosamente, conculcaron la Constitución al reprobarnos a nosotros. Que el señor Alemán se vaya para su casa y se busque su propio sustento sin cobrar un sueldo pagado por quienes están en las colas del hambre porque no tienen ni para comer. ¿Y estos son los socialistas? ¡Qué vergüenza! Agresivos, no; objetivos. Porque en nuestro comentario de ayer evidenciábamos la inutilidad de este diputado regional que no ha hecho nada por Tenerife -porque es canarión- ni por Canarias. Lo repetimos un día más: que siga los pasos de don Santiago Pérez -en buena hora retirado de la vida pública, en la que tanto daño político ha hecho- y se dedique a sus respetables asuntos privados. Ni Canarias, ni Tenerife necesitan políticos como ellos. Parásitos políticos como ellos.