POR SI ALGUIEN tenía aún alguna duda, Ana Belén Egües, alias Dolores, portavoz ahora de los presos etarras y responsable de los asesinatos del comando Madrid en tiempos de Aznar, ha dejado claro que "Batasuna está dispuesta a comprometerse con tal de estar en las instituciones". Y algo debe saber la terrorista Egües de Batasuna, porque fue concejala en Elduayen de 1995 a 1999, año en el que tuvo que huir a Francia.

Estas reflexiones de Dolores, hechas al parecer después del anuncio de la última tregua, las recoge Ángeles Escrivá en El Mundo y dejan claras muchas cosas a los que aún se empeñan en seguir practicando una política de cierta fluidez (por decirlo de alguna manera) con la izquierda abertzale en busca de una paz que cada vez parece más imposible: "La rendición por la rendición (de ETA) va a ser que no", ha afirmado la portavoz de los presos, para quien "el Estado español está actuando desde la soberbia, y donde no hay respeto no hay final". Lo bueno que tiene ETA es que "no necesita estar legitimada por el pueblo vasco, porque ellos nacen del propio pueblo vasco y de su sentimiento nacional" para concluir que "ETA se mantendrá igual que el Estado mantiene al ejército como garante constitucional".

Leer estas cosas te hace comprender más fácilmente que terrorismo de ETA debe ser combatido policialmente y estudiado en un foro psiquiátrico. Después de cincuenta años han llegado al convencimiento total -y liberador, imagino, para ellos- de que cuanto hacen está libre de toda sospecha y no tienen por qué dar cuentas a nadie: ni a las víctimas que han ido dejando ni al pueblo vasco, ni a los españoles ni al género humano. Ellos pueden matar sin dar ningún tipo de explicaciones, pero ¡ay! si la policía les toca un pelo. Entonces es tortura y siempre hay un imbécil internacional dispuesto a creérselo, denunciarlo y cobrar por ello. Ellos, en su paranoia, pueden, sin mayores problemas, secuestrar, cobrar chantajes, amenazar, pero si el estado democrático quiere acercarse a su charco de sangre, lo debe hacer con humildad y con respeto, si no, ya dice la terrorista Dolores, no hay final posible. Qué cosas nos hace oír la democracia. Pero habría que decirle a esta mujer, orgullosa de su pertenencia a ETA y, por lo tanto, de sus crímenes, que con la banda terrorista se va a terminar. Y va a ser que sí.

Por cierto: el ídolo de la terrorista Dolores es De Juana Chaos, en paradero ¿desconocido?