CARLOS Sosa -conocido entre quienes no lo quieren mucho como Carlos PSosa- sigue concediéndome el gran favor de mencionarme en el "Top secret"; una sección del pasquín digital que dirige cuyo nombre, a la vista está, no hubiera supuesto ningún esfuerzo de parida neuronal para un infante de cinco años. Digo que me hace un gran favor metiéndose conmigo en "Canariasahora.es" porque no todo el mundo tiene la suerte de codearse en el citado digital con personajes como José Manuel Soria, Rita Martín, Paulino Rivero, Miguel Zerolo, Willy García, José Rodríguez Ramírez -editor y editor de EL DÍA-, amén de algunos más, aunque sólo sea, la sinceridad siempre por delante, para compartir con todos ellos el honor de recibir palos hasta en el carnet de identidad.

Obnubilado por una ideología que le da de comer, no cae en la cuenta Sosa Baute de que a "Canariasahora.es" le está sucediendo lo mismo que le aconteció en su día a la otrora poderosa revista "Interviú". Hubo una época, recién iniciada la transición, en la que los españoles estaban ávidos de culos y tetas y también, por qué no, de que alguien les hablase mal del generalísimo sin cortapisas. No obstante, haciendo bueno el refrán de que lo poco alegra pero lo mucho cansa, pronto se hartó la ciudadanía de ver desnudos atrevidos y de leer cuán malo había sido Franco Bahamonde. Nada tiene de extraño, en consecuencia, que la tirada del citado semanario cayese de un millón de ejemplares a unos escasos 300.000 en poco tiempo. Desconozco como anda la cosa ahora, pero intuyo que si los responsables de Interviú lograsen vender en los quioscos un par de cientos de miles de ejemplares, se pondrían a saltar sobre una pata.

Sosa, hombre de obsesiones en serie, va por el mismo camino. Sus lectores, que nunca fueron tantos, ha tiempo que comenzaron a cansarse de leer lo muy perverso que es José Manuel Soria, lo mucho que encarnaba la corrupción política CC, lo muy inepta que resulta Martín como consejera de Turismo y, de paso, lo bueno que son los socialistas de sus amores; entre ellos el finiquitado Santiago Pérez. Por eso Carlitos Sosa, que aun no teniendo muchas luces tampoco es absolutamente obtuso, ha decidido cambiar de objetivos. Sin olvidar al Soria de sus obsesiones, incluye ahora a otras personas en la lista de sus descalificados por sistema; entre ellas, a José Rodríguez. Trata Sosa de ridiculizar al director de EL DÍA refiriéndose a él mediante un diminutivo que jamás oí en esta Casa. De paso, persiste igualmente en decir que soy uno de sus amanuenses; un papel que desempeño, según el obsesivo propagandista progre y canarión, con mi amigo, colega y compañero de columna, Andrés Chaves. Qué se le va a hacer. Ojalá tuviese la suerte de ser el escribano de Rodríguez Ramírez. La realidad -esa realidad que Sosa, o PSosa, se niega a admitir porque no le conviene a su discurso corrosivo- es que José Rodríguez no necesita los servicios de nadie porque le funciona muy bien no sólo la mano derecha, sino también la izquierda; algo que le he explicado a Carlitos en infinidad de ocasiones, aunque no hay mayor sordo que el que no quiere oír.