Desde un tiempo a esta parte parece que el papel de las asociaciones de vecinos ya no es importante. En los barrios se ha conseguido la luz, el agua, el asfalto en las calles y, en ocasiones, hasta la plaza. Parece que para eso era necesario que existiera una asociación de vecinos, pero me pregunto ¿quién se encarga del socavón en el asfalto?, ¿quién hace un seguimiento a la bombilla fundida?, ¿quién se encarga de otras infraestructuras cada vez más necesarias?

Desde distintos puntos o intereses, en algunas ocasiones ha habido pasos para que el movimiento vecinal se viniera abajo, no creo que sea la cuestión actual. Los colectivos vecinales se han caracterizado por ser un entramado social desde el que se ha solicitado la mejora de infraestructuras y servicios del municipio, ha sido y es una labor sacrificada y en muchas ocasiones ingrata, realizada por un reducido número de vecinos, buscando el beneficio o la mejora de condiciones de todos.

Entiendo que para esto es absolutamente necesario que los vecinos participen en el seguimiento de las cosas, que en los barrios mejoran nuestra calidad de vida. Pero, igualmente, observamos que a los vecinos cada vez les cuesta más dedicar un rato al barrio, se apoyan en muchas excusas para no participar o colaborar.

Desde la distancia, algunos concejales no ven algunos problemas que el vecino vive, y el movimiento vecinal transmite la demanda en busca de solución, dándose con frecuencia el caso de que los vecinos plantean el problema y la solución, se dan ideas a través de la participación ciudadana a los concejales para que la comunidad avance, ideas que a veces, en el afán de satisfacer su protagonismo, hacen suyas sin que nos importe; lo que en realidad importa es que se pongan en funcionamiento.

Existen vecinos que siguen en la lucha diaria, pero que cada vez estamos más hartos de cómo se nos trata, con, o pienso que sin, intención; me es igual. Observamos cómo para hablar con el concejal de zona para temas generales del barrio no particulares tenemos que dejar nuestro trabajo, hacer una cola y tener suerte que el concejal ese día haya venido y no haya enviado a un colaborador que no tiene poder de decisión y esperar que nos llame; para contestar a asuntos o preguntas es algo casi no visto. Cuando dedicamos un rato y conseguimos hablar con estos, se da la circunstancia que, como tienen tanta memoria, no escriben nada, no lo anotan, luego tenemos que recordarlo un montón de veces (por cierto, el alcalde debe de ser más torpe si lo anota en una libreta).

Toda esta casuística hace que aquellos que queremos colaborar y siempre lo hemos demostrado vayamos recogiendo velas y pensando que ya está bien. Supongo que cuando las asociaciones tienen pocos vecinos colaborando algunos concejales creerán que lo tiene más fácil, o cuando desaparece alguna asociación. ¿Pondrán personal de confianza a patear los barrios para que digan los problemas? Igual se ve mucho más a los concejales de zona caminando por todos y cada uno de los barrios. Ya tenemos personal en los centros ciudadanos, luego en las calles, pues viva la participación para el pueblo, pero sin el pueblo.

Francisco Barreto Rodríguez

(Presidente de Fav Aguere)