YA lo han dicho otros comentaristas en todos los medios de difusión: la fecha que da título a este artículo será histórica para Santa Cruz. Miguel Zerolo y los concejales que lo apoyaron para sacar adelante el Plan General de Ordenación de Santa Cruz merecen una placa conmemorativa. A las próximas generaciones hay que recordarles que ese día, después de muchos años de discusiones, el Ayuntamiento capitalino aprobó el documento que sienta las bases de nuestro futuro desarrollo, a pesar de la labor llevada a cabo por diferentes grupos para evitarlo.

Como persona que viene del mundo de la construcción, con algunos conocimientos urbanísticos adquiridos tras largos años de profesión, han sido muchas las veces que he querido opinar sobre el PGO. No lo he hecho, sin embargo, pues siempre he considerado que los técnicos encargados del proyecto y las personas afectadas por él son quienes deben discutir sus particularidades. Me consta que aquellos siempre han estado dispuestos a admitir todas las sugerencias que se han presentado para mejorar el proyecto inicial, por lo que me resulta absurdo que un vecino de la calle Hero, del barrio de La Salud, por ejemplo, opine sobre lo que se debe hacer en la toscalera calle del Señor de las Tribulaciones. Sin embargo, sí debemos opinar y contribuir al replanteamiento de cuestiones que a todos nos afectan -la vía del barranco de Santos, la plaza de España, la playa de Las Teresitas...-, pero no analizar con lupa de muchos aumentos cada uno de los aspectos que contempla cualquier plan general de ordenación urbana.

Cuando un técnico se enfrenta a un trabajo de este tipo lo primero que debe hacer, por muy duro que resulte admitirlo, es pensar en el bien de la ciudad y no en el de los particulares; para esto ya habrá tiempo. Y debe ser así porque situaciones que en su día parecieron lógicas en la actualidad resultarían absurdas y sin sentido. Calles de cuatro metros de ancho, transitadas por escasos vehículos hace setenta u ochenta años, es preciso hacerlas más amplias para que soporten el tráfico que hoy día generan. En mi caso, sin ir más lejos, después de adquirir mi vivienda me "birlaron" dos metros en el frente ante el posible ensanche de la carretera -la de Santa Cruz a La Laguna- que la limita, sin que mediara por mi parte posibilidad de reclamar; de hecho no lo hice, comprendiendo que los argumentos para la expropiación eran inapelables.

No obstante lo dicho, está claro que no se pueden conculcar los derechos adquiridos porque a unos técnicos se les haya ocurrido trazar unas rayas sobre un papel sin haberse antes imbuido de los problemas que van a provocar. Y está claro que no ha sido éste el caso de nuestro PGO, puesto que la Gerencia de Urbanismo ha admitido el noventa y tantos por ciento de las reclamaciones. Más aún, como decía el conde de Romanones, "que hagan ellos las leyes, que después nosotros haremos los reglamentos", con lo cual quiero decir, igual que lo ha hecho el señor Zerolo, que ningún ciudadano quedará desprotegido cuando se ponga en vigor el nuevo plan.

Sé, y entiendo su postura, que muchos de sus detractores han actuado en defensa de lo que tanto les ha costado conseguir, pero es preciso recordar que cuando se aprobó el plan actual, de 1992, muchos ciudadanos protestaron abiertamente ante lo que consideraron "atropellos injustificados", sin que los años transcurridos hayan motivado excesivas protestas de los por aquel entonces afectados. Aunque no pertenezca a nuestro municipio, sino al de La Laguna, lo pongo como ejemplo: ¿se habría terminado la avenida de Los Menceyes que une esa ciudad con La Cuesta si no se hubiesen llevado a cabo las expropiaciones que posibilitaron su ensanche? Gracias al Plan que rige el urbanismo en esa ciudad, esa vía es en la actualidad una de las más transitadas del vecino municipio, con nuevos comercios y zonas de recreo anexas que le han dado la importancia que merecía. Y si nos vamos más lejos de nuestro entorno, ¿qué decir de San Isidro, el barrio de Granadilla, que años atrás se convirtió en un auténtico "boom" tras el ensanche de la carretera que lo atraviesa? En fin, que todo en la vida es según el color del cristal con que se mira...

De todas maneras, con el plan ya aprobado en la mano, y contando con el visto bueno de la Cotmac -que a buen seguro propondrá nuevas modificaciones, aunque no serán de importancia-, creo que la Gerencia de Urbanismo debería tranquilizar a los ciudadanos. Con tiempo ahora por delante, quizá sea ahora conveniente realizar ese listado de propiedades que quedarán afectadas por el nuevo PGO, de modo que quede plasmado en un acuerdo municipal que en el futuro se tendrán en cuenta los derechos de sus propietarios. Será esa la única manera de justificar el acuerdo que se ha tomado. Una ciudad moderna, si pretende continuar siéndolo, necesita renovarse constantemente. Es un ente "vivo" que no puede mirar hacia atrás -sólo para recordar sus orígenes- y disponerse a seguir los dictados que la sociedad le demande. A pesar de la crisis que nos sigue azotando, hay empresarios dispuestos a no dejarse arrastrar por ella, y no se trata sólo de construir más edificios. Hay otras maneras de progresar, como son la remodelación de las vías urbanas, la creación de nuevos espacios lúdicos, la construcción de puertos deportivos o la instalación de ciertas industrias en polígonos apropiados, todo lo cual hasta ahora ha estado poco más o menos ralentizado debido a la incertidumbre.