1.- Hablando en la radio con el especialista en genealogía, derecho nobiliario y heráldica del Instituto Salazar y Castro, AntonioLuqueHernández, le pregunto si en Canarias existe realmente la aristocracia. Responde mi interlocutor que los aristócratas son personas notables, de recta vida y buena posición y que, por supuesto, sí la hay. No confundir la aristocracia con la nobleza. Que también la hay. Supongo que nobles serán quienes ostenten títulos nobiliarios. Teóricamente, los títulos no se compran ni se venden, aunque bueno. Si nos vamos a Italia hay mucho conde perdido por ahí, estima Antonio y sabía yo. Se ha revelado ahora en un libro de AbelHernández que AdolfoSuárez pidió al Rey un título nobiliario. No veo yo a Suárez solicitando esa distinción, aunque puede ser. El monarca le concedió el Ducado de Suárez, por supuesto con Grandeza de España. Y más tarde, hace un par de años, le entregó el Toisón de Oro, la mayor distinción de la monarquía española, que su familia deberá devolver a la muerte del duque. Los tratados de genealogía y de heráldica son interesantísimos y tenemos aquí a gente muy competente en estas disciplinas, como MelchorZárate, el propioAntonioLuque y los heraldistas PedroLassoPurriños, especialista en heráldica municipal, y el hace años fallecido LinoChaparroD''Acosta, otro gran experto en heráldica familiar.

2.- A mí siempre me han gustado la heráldica y estas majaderías de la aristocracia. JuandelCastillo me hace llegar, con puntualidad británica, el elenco de la nobleza editado por el Instituto Salazar y Castro y por ahí me entero yo de las cosas de los marqueses y las marquesas, tan interesantes. Yo siempre he querido ser marqués, pero no hay forma. Hay por ahí osados que venden títulos nobiliarios radicalmente falsos. No voy a descubrir quiénes son porque a mí me importa un pito eso, pero tengo un amigo al que han hecho marqués y anda él tan contento repartiendo sus tarjetas de visita con su título y su escudo nobiliario impresos en ellas. Es, en todo caso, un marquesado chimbo.

3.- Esto de los apellidos me parece muy divertido: tú me quitas un González, yo me pongo un García, tú me añades un guión y un Hernández. Forma parte de la hoguera de las vanidades. Me acuerdo mucho del vacilón que teníamos con AlonsoSalazardelHoyoSolórzano, querido amigo, ya fallecido, Conde de Siete Fuentes, a quien dada su afición por el escocés lo llamábamos cariñosamente el Conde de Siete Whiskies. A Alonso no le gustaba mucho la broma. Los monarcas suelen pagar con títulos nobiliarios los servicios prestados a la Corona, ya sean en la guerra, en el deporte, en la política; también a sus yernos y nueras y en el pantanoso terreno de la dádiva. En fin, que dio para mucho mi conversación con Antonio Luque y que la genealogía es una ciencia muy "estirable". ¿O no?