Lamentablemente, últimamente con demasiada frecuencia me he visto obligado a escuchar esta frase de boca de amigos y conocidos que, en un intento de "acompañarme" y mostrarme su apoyo, se sienten obligados a repetirla, y aunque no dudo de su buena intención (yo también he tenido que pronunciarla), ya ha dejado de ser efectiva (si es que alguna vez lo fue). Por eso, cuando la semana pasada, mientras me dirigía al hospital, leí a la altura del Barranco de la Arena las mismas palabras en grande, sí que me dio un subidón y volví a creérmelo: "". Su autor lleva ya muchos meses invitándonos a la reflexión y a las cábalas para desentrañar sus mensajes, y aunque al principio creí que se trataba de un "friki" que buscaba popularidad con frases cursis y manidas, he aprendido a interpretarlas; he aprendido a encontrar en ellas lo que necesito y no lo que, tal vez, él pretende comunicar. En cualquier caso, cada semana, cuando circule por la autopista del Norte en dirección a Santa Cruz, volveré a mirar a la derecha para descubrir su nuevo mensaje, para pensar que es para mí y que, sin conocerme y sin compasión, me presta su apoyo.

Bovary

Gracias a la Unidad de Cuidados Paliativos

Ante todo quiero presentarme. Soy María Luis, la hija de Cristóbal Luis González. En nombre de mi madre y en el mío propio queremos agradecer de alguna manera la ayuda que nos han prestado, la excelente atención médica y el trato tan humano que ha recibido mi padre en la Unidad de Cuidados Paliativos, del Hospital de Ofra, en todo momento, inclusive nosotros, sus familiares, en los momentos más duros y difíciles de nuestras vidas, no sólo en sus últimos momentos, que yo personalmente considero que ha sido lo que con más calidad humana he visto yo en mi vida. Porque nosotros sentíamos dolor, ira, lástima, pena y ¿qué les puedo decir que ustedes no puedan entender? Pero es que ustedes, todos, desde el doctor Salinas, que fue su médico durante el tiempo que fuimos a su consulta de paliativos, han dado un trato excelente a mi padre; permitía que mi padre le llamara "amigo" y él con tanto cariño así lo recibiera; hizo que nunca sintiera que se iba a ir e incluso que soltara una lágrima cuando mi padre se fue.

A todas y cada una de las personas que tienen la fortaleza y la humanidad de poder ayudar a personas que les quede poco tiempo, desde las enfermeras, Pili, por ejemplo, como decía mi padre, y el resto que no recuerdo sus nombres. Médicos, auxiliares... hasta las señoras de la limpieza, que le hacían sonreír cuando él bromeaba con ellas. A todos, vuelvo a decir, a todos les estaremos enormemente agradecidos por estar ahí y por hacerme sentir que se hizo todo lo que se podía hacer, aunque él nunca quiso partir. Se fue atendido, cuidado y tratado excelentemente por todos ustedes. Una y un millón de veces gracias.

Mª Concepción Luis González

Nuevo juego de "la oca" en Tacoronte

Como muchos saben, el Ayuntamiento de Tacoronte aprobó el 24 de julio de 2009 en pleno extraordinario urgente el PGO II de Tacoronte, que a muchos nos tiene casi sin dormir.

Pretenden hacer parques y más parques, casi cada 300 (trescientos metros). Pues bien, no se entretengan si tienen un ratito de ocio jugando al "antiguo" juego de la oca: les propongo uno nuevo que se me ha ocurrido viendo lo que se propone el ayuntamiento a costa de las propiedades ajenas.

Damos un paseíto hasta llegar a uno de los nuevos "parques", corremos un poquito y decimos en voz alta para que oigan bien y vean lo felices que todos estamos: ¡¡de parque en parque y tiro porque me gusta y te toca!!

Pues eso: la mala entraña de siempre y sus tentáculos (por mucho que la disfracen con siglas de distintos partidos políticos) sigue viva y coleando.

Mª José Glez. Dorta