Si yo fuera somalí me dedicaría a la piratería. ¿Por qué no si, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas, durante 2008 se pagaron 24 millones de euros para rescatar a barcos y personas caídas en manos de los facinerosos? Aunque de forma concreta, considerando que la conservación del pellejo propio debe ser la tarea primordial de cualquiera que se precie, me centraría en el abordaje de barcos españoles. ¿Correría riesgos asaltando naves de esta bandera? Ninguno. Para empezar, nadie, ni siquiera vistiendo el uniforme de las Fuerzas Armadas, me dispararía si antes no pongo en peligro la vida de alguien. Es decir, puedo subir al barco que me plazca, encerrar a todo el mundo en un camarote, pedir el rescate que me apetezca y darme una vuelta por la gambuza para ver qué puedo ir picando mientras espero la transferencia. Y si me cogen tampoco tendría el menor motivo para la congoja. Permanecería detenido un par de días, tras los cuales la Audiencia Nacional dictaminaría que mi arresto ha sido ilegal, por lo que procede que me lleven a tierra con prontitud, me faciliten ropa limpia y me den unos cuantos euros para coger la guagua de regreso a casa, hasta que me salga de donde me tiene que salir la comisión de una nueva tropelía.

Esa es nuestra imagen internacional y también la de nuestras Fuerzas Armadas. La imagen que les impone a la Armada española y al Ejército español una ministra de Defensa pacifista y un ministro de Exteriores que no quiere que le toquen a nadie amigo de sus amigos árabes. Y en medio, o por encima de ambos, el señor Zapatero que los nombró. Qué distinta situación la que se da en Francia. A los gabachos les secuestraron un barco y recibieron hostias hasta las palmeras de Somalia. Y como el ejército francés, además de ser un Ejército de verdad -no una ONG- de vez en cuando se pone tierno y practica obras de misericordia, sus militares tuvieron la generosidad con los piratas de proporcionarles una vida mejor con numerosas huríes en su anhelado paraíso. Por eso los bucaneros del Cuerno de África, que no deben creer mucho en doncellas de dorados cabellos pues saben que ya no se fabrican, no asaltan barcos franceses.

¿De qué nos sirve lo que gastamos en mantener nuestras Fuerzas Armadas? La Marina de guerra necesita realizar frecuentes maniobras de adiestramiento. ¿Por qué no las hacen frente a las costas somalíes? Sí, de acuerdo, con orden de no disparar y los cargadores vacíos, como las tropas que defendían Madrid poco antes de que el pueblo hiciera, un famoso dos de mayo, lo que los soldados tenían orden de no hacer; es decir, defender a su propio país contra una invasión extranjera. Con todo el pacifismo del mundo, insisto, pero al menos con la presencia del pabellón, vayan a Somalia como hacía la Royal Navy cuando lucía la empavesada en zonas conflictivas, eso sí, cinco minutos antes de iniciar el cañoneo. Por eso cuando veían ondear la Union Jack quienes tenían que verla, rara vez hacía falta la primera andanada.

En fin; con un país abocado a una crisis sin fondo, clama al cielo que unos empresarios deban abandonar su actividad porque un mentecato político sigue empeñado en que lo nombren candidato al Nobel de la Paz.