CUANDO cruzamos el ecuador estival, aunque se mantienen los calores, nos vamos haciendo a la realidad de lo que espera al volver a nuestro cotidiano vivir y quehacer. Y comenzamos a recordar que el número de desempleados a 30 de junio pasado era de 4.137.000, el 17,92% de la población activa. Un porcentaje que casi dobló la media de la Unión Europea (el 9,4%), según el Instituto Nacional de Estadística (INE), que utiliza métodos de cálculo distintos al Ministerio de Trabajo; que Canarias es la región más castigada por esta crisis; y cualquiera que hoy esté tomando una refrescante cerveza en el chiringuito de la playa o haciendo "pic nic" en el monte se pueda encontrar a la vuelta engrosando las colas del Inem. Aunque con 14 euros diarios no vive una familia en España.

Ante este panorama, político, económico y social, el que más y el que menos espera alguna propuesta de medidas serias y sensatas del Gobierno -o de la oposición-; por ejemplo, algún tipo de reformas estructurales y medidas concretas que sirvan para recuperar cuanto antes el tejido productivo y crear empleo -que en realidad es lo que necesita España-. El ministro de ¿Justicia? -el miembro del Gobierno de retén-, el señor Caamaño, se descuelga con la advertencia de que el Gobierno rechazará la creación de un registro de médicos y sanitarios objetores de conciencia a la futura ley del aborto, y que se castigará como acto de "desobediencia civil" a quienes se nieguen a practicarlo. Sencillamente, porque defienden los derechos fundamentales de un no nacido pueden verse privados de su libertad. Lo que me parece un "bote de humo de verano" para tratar de impedir o distraer la visibilidad de lo que realmente más apremia y preocupa a la sociedad española.

La reacción del grupo de médicos Ginecólogos por el Derecho a Vivir no se ha hecho esperar. Ha subrayado que "no hay desobediencia civil en la negativa de un médico a matar a un ser humano". El doctor Esteban Rodríguez, ginecólogo del sistema público de salud y portavoz de la citada plataforma -según Libertad Digital- ha dejado claro que "no mataremos a nuestros pacientes ni cometeremos un delito contra la salud pública lesionando deliberadamente la salud de las mujeres, por mucho que nos amenace el ministro de Justicia, abusando de su poder". [...] Como profesionales especialistas en la salud de la mujer, declaramos que el aborto intencionado es causa de graves daños para su salud sexual y reproductiva", señaló el doctor Rodríguez. "Ofrecer, promocionar y recomendar el aborto, desde el poder del Estado, como la mejor alternativa a una maternidad imprevista es un acto de paternalismo estatal irresponsable".

Comparto y aplaudo las valientes manifestaciones de este grupo de médicos que desconocía. Pero, salvo algunos mercenarios de la Medicina, públicamente conocidos, que no se les debiera permitir estar colegiados, sino en la cárcel -que es lo que parece que se quiere evitar con esta polémica ley-, siempre he pensado que todos los médicos están a favor de la vida. Prueba de ello es que todas las asociaciones médicas han mostrado indignación por las afirmaciones del ministro de Justicia. Lo que me hace pensar que la mayoría de los verdaderos profesionales de la Medicina llevan impreso en su conciencia el conocido juramento de Hipócrates -de hace 2.500 años, en una época de inmensa crueldad- y que resalto aquí: "A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos".

Por lo que no me cabe duda de que el Gobierno no va a encontrar suficientes médicos que estén dispuestos a practicar lo más absurdo y contrario a su profesión . Tal vez por ello se le ha ocurrido la idea de esa amenaza de que la objeción de conciencia será considerada desobediencia civil. Desobediencia civil pacífica fue la propugnada por Tomás Moro, Gandhi y Luther King antes de oponerse a la total fidelidad de los dictados de su conciencia. Y tantos mártires cristianos.

Hace unos años, un amigo ginecólogo y jubilado recordaba y me comentaba con entrañable satisfacción los niños que había ayudado a traer a este mundo. Me cuesta creer que alguien en su sano juicio desee que con el paso de los años le vengan a la memoria -porque la conciencia es así- las criaturas que, de manera consciente y onerosa, ha mandado para el otro mundo.

* Orientador familiar y profesor emérito del CEOFT