A diferencia de otras muchas sesiones, la de ayer estuvo marcada por el consenso. Salvo en cómo ve CC los videojuegos, en lo que no coincide con nadie al querer meterlos en la ley del deporte (por mucho que Pitti y el consejero Castellano digan que el propio Comité Olímpico se lo plantea), en el resto de puntos hubo ese "buen rollismo" que tanto gusta al presidente canario. Sí que contrastó el cuestionamiento que hizo Manuel Marrero (Podemos) de la ampliación del puerto de Playa Blanca, que todos los demás aplauden, o que la consejera de Política Territorial no entienda la actitud de Luz Reverón (PP) con proyectos para La Palma como el puerto de Tazacorte o el nuevo personal de Gesplan. Pero, por lo general y salvo las críticas a Visocan por dejar de hacer casas (que Valido explica por la crisis y recortes, y que Podemos explica en parte por perder 5 millones en inversión especulativa), el pleno fue de guante blanco.

Claro que, a veces, hasta las sesiones más suaves esconden momentos sutiles, irónicos o casi sarcásticos que encierran mucha política y psicología de fondo. Y es lo que ocurrió, por ejemplo, cuando Loly Corujo acusó a Clavijo de mentir por decir que sí hay relaciones entre el Gobierno y los sindicatos. La portavoz socialista le reprochó que, por la "prepotencia" del Ejecutivo, las centrales se levantaran de la mesa de negociación de las condiciones y salarios de los funcionarios y dio por hecho que el proceso está roto. Clavijo, por su parte, recalcó que su grupo nunca se levanta de ninguna mesa, que el próximo 4 de diciembre habrá otra reunión y que su Gobierno ha aplicado ya los sexenios en Educación, ha subido un 1,5% los sueldos de 62.000 funcionarios o mejorado la situación de los interinos.

Eso sí, subrayó que no solo gobiernan para el empleado público, sino para 2,2 millones de canarios, pero su alusión a la mesa y a que CC nunca se levanta enseguida desató interpretaciones. Para empezar, porque estaba claro que se lo espetaba al PSOE, al que culpó en su día de forzar la ruptura del pacto por levantarse por segunda vez de un Consejo de Gobierno, algo que ya no podía consentir. Por supuesto, los socialistas achacan lo ocurrido a los incumplimientos de CC, pero ayer la interpretación más directa ni siquiera fue esta, sino que se vinculó al PP y, en concreto, a Asier Antona. De hecho, hasta Clavijo se rió y tuvo que aclarar que no apelaba a las filas populares (que también reían ya de forma indisimulada), si bien todos entrevieron una evidente alusión, aunque fuera encubierta, a la ruptura de la negociación de un cogobierno con los populares, pacto que el PP dio por imposible este verano.

Lo cierto es que, entre lo implícito, lo subconsciente y lo impepinable, si CC presume de no levantarse de las mesas de negociación o pacto y, por ende, de ser un gobierno, de alguna forma, sentado (y, para ellos, se supone también que asentado), es porque esa metáfora tan gastada de que la política canaria se resume en 2 sillas (una siempre ocupada por CC y otra que se disputan PSOE y PP para ser su socio) es una verdad en minúscula, pero más que innegable.

Tan innegable como el tono ultracrítico que volvió a emplear ayer la exvicepresidenta Patricia Hernández con CC, quizás por haber sufrido en carne propia dicha metáfora. De hecho, se sumó a Corujo y acusó a Clavijo de mentir también al decir hace poco que en Baleares hay peores salarios que aquí, cuando, en realidad, "son un 9% superiores". No se lo reprochó directamente al presidente, sino en un intercambio con el consejero de Turismo, quien, eso sí, volvió a evidenciar bisoñez comunicativa, por mucho que esté entre los siempre sentaditos de CC.