Un grupo de investigadores de las dos universidades canarias ha publicado en una revista de investigación los resultados de un proyecto llevado a cabo en Fuerteventura sobre nuevas técnicas de riego en el cultivo intensivo de una especie de arbusto para producir biocombustible.

Según ha informado la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en un comunicado, en el trabajo se abunda en la posibilidad de utilizar recursos como tierras de labranza abandonadas o aguas regeneradas (aguas residuales de la ciudad tratadas), como una opción sostenible para producir biocombustibles sin malgastar recursos.

La nota recalca que la producción de biocombustible por medio de las plantas está considerada como una alternativa potencialmente viable frente a los carburantes fósiles, además de ser muy útil para la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Según el comunicado, en el estudio se evaluó concretamente la sostenibilidad de la Jatropha curcas, planta muy habitual en América del Sur, regada con riego por goteo enterrado en zonas áridas de Fuerteventura, elegida esta ubicación por ser una de las zonas más áridas de toda la Unión Europea.

Así mismo, se efectuó una evaluación del cultivo durante cuatro años, comparando los efectos de que fuera regada con riego por goteo convencional o enterrado, analizando el crecimiento, producción y nivel nutricional del fruto, así como la calidad del suelo.

Tras su análisis no se advirtieron diferencias significativas entre ambos tipos de riego, pero se detectó un aumento de la salinidad del suelo con el riego superficial y no en el enterrado, por lo que con el enterrado se pueden emplear aguas de menor calidad, señala la nota.

El artículo de investigación se titula "Evaluación de la sostenibilidad de la producción de cultivos bioenergéticos utilizando riego por goteo enterrado con aguas regeneradas en suelos degradados de zonas áridas".

La investigadora del grupo Geovol de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria María del Pino Palacios-Díaz, es la autora de este trabajo, que se ha llevado a cabo en colaboración con los investigadores de la Universidad de La Laguna María Dorta-Santos, Marisa Tejedor, Concepción Jiménez, José Hernández-Moreno y Francisco J. Díaz, indica la nota.