Es mentira que la "tapada" de los críticos sea Ana Oramas. l "tapado" es Fernando Clavijo. n todo caso, Ana Oramas es el señuelo del tapado. Tras la aclamación de Carlos Alonso -CC usa la misma táctica aclamatoria que los procuradores franquistas en las solemnidades grandes- se abre el melón. Carlos Alonso, el aclamado, ha sido el primero. Luego vendrán otras aclamaciones.

Una pena que cuando lo tenían todo a huevo se estén peleando como putas. Pero ahora es preciso ganar las elecciones. No es fácil, teniendo en cuenta la revolución de la izquierda más extrema, aunque la clase media tinerfeña, miedosa y pacata, siempre vota a una opción moderada. Porque aquí conservadores sí somos un rato. Y no nos gusta demasiado arriesgar. Coalición Canaria es un hervidero. Huele a muerto, a sangre de puñales. Gane el bando que gane se van a destrozar y a mí me resultan curiosas ciertas ambiciones, de las que ya hablaré porque hoy no me parece el momento. Además, está muy dividida CC y no sabemos cómo reaccionarán las islas que no sea Tenerife a todas estas tarascadas. La verdad es que septiembre será un mes muy convulso, porque será el mes en el que se decida casi todo, entre otras cosas la candidatura a la Presidencia del Gobierno.

Pero ya empiezan a destaparse los tapados. Lo de Ana Oramas era un órdago. Como nadie la quiere, será Fernando Clavijo el que se oponga a Paulino Rivero. Fernando dirá: "Lo tuve que hacer". Pero, ¿y si pierde? ¿No son demasiados riesgos para un hombre joven y ambicioso en política? ¿Acabarán pactando, como pasa casi siempre en CC?

Yo de estos nacionalistas me lo creo todo. Conozco tan bien a este partido que a veces me asusto de lo que son capaces de hacer sus dirigentes y de su falta de escrúpulos. Pero, en fin, es lo que tenemos. Aquí el duelo y el puñal están a la orden del día. Uno no sabe jamás por dónde van a ir los tiros.

l Consejo Político Insular del otro día, el de la aclamación de Carlos Alonso, fue un paseo militar de los críticos. Pero 18 de los presentes pidieron votación secreta; entonces los organizadores del "evento" se sacaron de la manga que necesitaban el 20% de los presentes para pedirla y no se produjo esa votación secreta, sino a mano alzada.

Y aquello fue una fiesta. Adhesiones inquebrantables, aplausos, vítores, como en los tiempos del invicto caudillo de spaña. Qué tristeza es ganar por aclamación, a mí me resulta trasnochado pero ellos están eufóricos y con moral de triunfo.

Vamos a ver, porque esto no ha hecho sino empezar. Queda mucho terreno por recorrer y, sobre todo, resta la decisión inapelable de las urnas, principio y fin de todas las cosas. Por cierto, ¿con quién está Hilario?, porque parece que está bailando la yenka.