Algo tiene que cambiar en el panorama político de Canarias. El pacto CC-PSOE debe romperse en unos meses porque es imposible llegar a las elecciones juntos. Si ya el pacto se creó contra natura, llegar a los comicios en amor y compaña puede convertirse en una aberración. ¿Quién sería, entonces, el enemigo a batir?

En estos meses tendrá que definirse, además, el candidato de Coalición Canaria. Yo sé que ellos esperan siempre a última hora, lo que no les ha venido mal tradicionalmente. Pero esta vez el partido se encuentra dividido y quiere definir su futuro. Sólo Manuel Hermoso se ha aventurado a decir algo, pero para decir lo que dijo mejor que se hubiera mantenido callado: que el candidato de CC tendría que ser de Las Palmas, porque toca.

Difícilmente será de aquella isla porque en aquella isla casi no existe CC. Por lo cual el candidato tendrá que seguir siendo de otra isla cualquiera menos de aquélla. Digo yo, que a lo mejor estoy equivocado.

Coalición ideó un pacto anti natura con un partido que no respeta su ideario político: el PSOE. Hubo errores en el PP. Se equivocó Cristina Tavío, por ejemplo, no dándole la alcaldía a Julio Pérez, en un gesto de generosidad, que hubiera evitado que ahora gobernara en el yuntamiento de Santa Cruz no Bermúdez, que es una persona caballerosa y sensata, sino ese tal José Ángel Martín, el socialista más sectario del mapa insular. Que, además, no da una. Bermúdez se tuvo que plegar a sus deseos y nombrarlo primer teniente de alcalde, nada más y nada menos.

Claro que el alcalde se las arregla para que su segundo -y enemigo político, a pesar del pacto- no se quede nunca como responsable del yuntamiento. El pobre alcalde no puede abandonar la silla porque se la levantan.

CC tiene que romper con el PSOE y prepararse para una nueva etapa. Porque las cosas van a cambiar. Ya se sabe que aquí nunca va a gobernar nadie con mayoría absoluta, pero los pactos hay que firmarlos con cabeza y respetando las mayorías. La alianza con el PSOE no ha sido buena, porque el PSOE agoniza. Hermoso sí ha tenido razón en decir que el acercamiento con Madrid tenía que haberse producido hace dos años.