La Unión de Guardias Civiles (UGC) critica al capitán del Grupo Rural de Seguridad (GRS) de la Guardia Civil de Tenerife por su crueldad con un agente al que, por atender la enfermedad de su hija de 5 meses, fue expulsado de su unidad y perderá su piso en la Comandancia de Ofra, a la vez que tendrá que trabajar fuera de la Isla. UGC denunció el caso ante la Dirección General de la Guardia Civil para que tome medidas para evitar "un acto de crueldad semejante" y "una patada" a cualquier conciliación familiar.

Manuel Matos, de UGC, indica que la esposa del guardia civil es policía nacional. Tras una larga jornada, desde las cinco de la madrugada hasta las siete de la tarde, la bebé se puso enferma con vómitos, fiebres y diarrea, por lo que tuvo que trasladarla hasta un centro hospitalario, donde estuvieron hasta la madrugada siguiente. Los padres acordaron que sería él quien se quedara con la pequeña. Cuando le tocaba incorporarse a su trabajo, el guardia civil llamó a sus responsables, con 10 minutos de retraso, para contarles lo que le había pasado, que se quedó dormido y que llegaría tarde. El agente se incorporó media hora después de empezar su turno y el capitán habló con él para preguntarle por qué se había quedado él con la niña y no su madre, que es a quien le correspondía esa tarea, y si es más importante la Policía Nacional que la Guardia Civil, según UGC. Poco después al agente lo llaman desde la guardería para informarlo de que la pequeña vuelve a tener vómitos, diarreas y fiebre, por lo que pidió permiso para ausentarse. Un mando intermedio se lo comentó al capitán, que le ordena que no se mueva de su trabajo hasta que se lo autoricen. Pero el agente lleva a su hija al hospital, "para cumplir como padre", según la UGC.

A la vuelta a su puesto, el citado capitán, según la UGC, le advierte: "¡Ándate con cuidado, que cualquier día vas a tener un problema!". Tras recibir un expediente y una sanción leve, dicho mando le dice que ha perdido la confianza en él y lo expulsa del GRS, lo que implica que pierde su casa junto a la Comandancia de Ofra. Manuel Matos dice que "esto demuestra que es una persona cruel", por lo que pedimos a la Dirección General que haga "al capitán una valoración psicológica", ya que "su conducta no es la más adecuada y su estancia en el País Vasco le ha podido ocasionar algún problema".

El portavoz de UGC dice que "ha roto una familia por un capricho" y que a la hora de tomar estas decisiones "hay que tener más dosis de humanidad". Matos recuerda que el mando no tiene familia. Ayer no fue posible hablar con el capitán, ni a través de la Oficina de Comunicación ni en la sede del GRS en Los Rodeos.