Rajoy y Rubalcaba han debatido el embarazo de España en las sesiones sobre el estado de la nación, que es un juego de palabras escabroso. Un embarazo extrauterino, a juzgar por los avatares frecuentes y desagradables que marcan la actualidad. Los dos se han dado estopa. Solo eso puedo decir, pues cuando escribo nadie ha parido todavía una idea. Luego auguro un parto difícil, derivado del embarazo ectópico, potencialmente mortal para los bebés, que son los españoles y -todavía- somos los canarios. Porque del debate -escribo con día y medio de celebración- no ha salido una idea. Solo la de que Bárcenas es un sinvergüenza y que Rubalcaba lidera un partido que ya fue condenado por financiación ilegal. Luego es mejor que Fredy el Químico se calle y que Mariano el Alquimista se invente unas cuantas iniciativas para proteger a las pymes y a los autónomos que quedan, antes de que sea demasiado tarde. Eso sí, ha habido mucho arrope a la atractiva Mato, la ministra de la cosa, que se ha visto escoltada por su gente para que los periodistas no se le echen encima y para que los socialistas no manden a los plumillas de su cuerda a que la asedien. Que son muy listos. Que yo sospeche, Beatriz Talegón, que inevitablemente tiene nombre de talego, se habrá ido a Viena, donde mora, a llorar a su país, esa España negra y desagradecida que huele a ajo, como decía Victoria, la Spice de Beckham, paseando por la milla de oro de Ortega y Gasset, sin encontrar nada que ponerse. Que se vaya a Londres, como la reina griega de España, que seguro que allí, en Harrods, encuentra de todo. El debate de la España embarazada, al menos hasta el momento, no ha servido para mucho. A lo mejor, como esto de la prensa escrita no tiene la inmediatez de la digital, mañana nos levantamos con un anuncio apocalíptico de Mariano, ahora que vamos a tener papa y eso del Apocalipsis va muy ligado a san Malaquías y a la manía de sus lemas pontificios. En fin, que la figura estelar es Bárcenas, a quien yo le daría el "Goya" por toda una vida. Lo cierto es que el fiscal ve indicios de delito en este tío, pero cada fin de semana se manda a mudar a un país distinto; a esquiar, mayormente. Hace poco, en Francia; más tarde, en Canadá. Quizá mañana se nos vaya, con pulsera o sin ella, al glaciar de Perito Moreno, a darle a los patines. Es versátil con las nieves el abominable hombre. Sigan escuchando a los líderes, háganme caso, aprenderán muchas cosas que enseñarles a sus nietos.